La
implementación de un cambio requiere de la comprensión, pero ésta depende de
los puntos de vistas puestos en juego. Todo punto de vista es
la vista de un punto. Leer significa releer, y comprender,
interpretar. Para entender cómo alguien lee, es necesario saber cómo son
sus ojos y cuál es su visión del mundo. La cabeza piensa a partir de donde los pies pisan. Porque cada uno lee y
relee con los ojos que tiene. Porque comprende e interpreta a partir del
mundo que habita. (Leonardo Boff).
¿Qué ves? ¿Una
botella gigante, o un hombre corriendo a lo lejos y una botella en primer
plano? ¿Depende no? Claro, es la idea, como nos propone L. Boff, cada uno tiene
una forma de ver las cosas que depende de “cómo vive, con quien convive, qué experiencias
tiene, en qué trabaja, que deseos alimenta, como asume los dramas de la vida y
de la muerte y que esperanzas lo animan”. Considerar los “puntos de vista” puestos en juego frente
al cambio, es como encontrar uno de los
motores para la innovación. Las cosas solo se moverán si nuestra historia y
vivencias nos muestran un punto de vista que requiera un cambio.
Puntos de vista |
Conocer los puntos de vista de los participantes en
relación con el cambio a gestionar es una clave que podremos usar para
facilitar el proceso. En los “puntos de vistas” anidan las creencias y certezas
que impulsarán los pasos que lleven al cambio. Para comprender por qué ocurren
o no las cosas, es esencial conocer el lugar social de quien “mira”, “lee”,
“vive” la necesidad del cambio.
Si trabajáramos como
facilitadores del cambio tratando de homogeneizar los diferentes puntos de
vistas puestos en juego, pensando en ser energéticamente más eficientes, podemos estar transformando el propio proceso de cambio
en una “utopía”. La diversidad será el desafío a vencer. Hay que animarse a
facilitar en la diversidad. Entendiendo las miradas y conociendo a los
observadores. Aunque nos lleve más tiempo y esfuerzo el resultado de nuestra
tarea como facilitadores será más efectivo.
Muchas veces actuamos promoviendo cambios sin detenernos lo suficiente para considerar al otro.
Automatizamos tanto nuestras acciones que no nos damos tiempo para considerar el efecto, y sobre todo, considerar a las otras personas con las que debemos interactuar.
¿Por qué somos tan
reacios al cambio de estrategias? Nuestro cerebro es una red que se modifica
así misma, posee plasticidad. ¿Pero qué es lo que hace el cambio y como
potenciar esta habilidad? Estamos preparados para cambiar pero no siempre lo
hacemos, tenemos la tendencia a elegir procedimientos rígidos y rutinarios. ¿Por
qué? Es por la paradoja de la plasticidad. Nuestro cerebro usa los caminos más
fáciles creando algunos senderos que nos mantienen en la huella. Y esa huella
que se profundiza con el uso es la que hace que nos cueste más abandonarla,
cambiar. Para crear nuevos caminos hay que hacer un esfuerzo deliberado. Tenemos
la tendencia natural a fomentar comportamientos rígidos y automáticos. Esta
situación hace que cuando no usamos determinadas funciones cerebrales alternativas,
estas empiecen a degradarse. ¿Si estamos programados para cambiar por qué nos
cuesta tanto? El cambio mental requiere el mismo esfuerzo que los cambios
físicos, pero como sus indicadores son
mucho más sutiles, nos cuesta mucho más comprenderlos para actuar y cambiar. ¿Depende
del punto de vista no?
Cambiar implica
aprender un nuevo camino. Algunas circunstancias nos ayudan para lograr el
cambio. La colaboración con otra persona es una de ellas, en la colaboración somos
más receptivos al aprendizaje. Colaborar es un momento muy fértil para hacer
más plástico nuestro cerebro. El entorno puedes ser otra circunstancia para el
cambio, cambiar es más fácil cuando cambiamos el entorno donde nos
desempeñamos. Variando el entorno donde se generaron nuestras estructuras (huellas)
para el comportamiento, se facilita el proceso para encontrar nuevos caminos. Colaborando
en nuevos entornos encontraremos opciones para crear nuevos caminos.
Si está acostumbrado
a valerte rutinariamente de las mismas estrategias como facilitador de procesos
de innovación y quieres cambiar y no te animas te sugiero: comienza a considerar el punto de vista de los otros, ayúdate a ti mismo colaborando con ellos y
cambia el entorno para poder aprender los nuevos caminos. Animarse uno mismo al
cambio de estrategias es una manera de alimentar el proceso de innovación por
el que trabajas.
¿Qué opinas, cuál es
tu punto de vista?
(BOFF,
Leonardo a. Àguia e la galinha, uma metáfora da condiçao humana. 18º ed.
Brasil. Editora Vozes.1998.206)
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Siempre interesante leerte..un abrazo, Majo Latour
ResponderEliminarHola Majo,que gusto estar en contacto. Seguimos enredándonos a pesar de las distancias. Muy bueno tu blog! Suerte! Saludos
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