La tarea de extensión encuentra su razón de ser en las relaciones que
se generan entre las personas. Más allá de los tiempos y las tecnologías, hacer
extensión es simplemente, o mejor dicho complejamente, un acto
intersubjetivo. Hacia allí debemos girar nuestra mirada profesional, en la
intersubjetividad se ubicará la construcción del conocimiento necesario para
lograr el cambio. Los objetos o temas que nos convoquen como extensionistas
sólo serán el punto de encuentro para nuestras conversaciones. Si queremos
contribuir con el cambio, el centro de atención debe estar puesto en lo que
pasa entre las persona.
Podemos poner a todos en igualdad de condiciones para el intercambio de
información que genere el conocimiento que traccione el cambio, pero esto no
nos asegurará justicia dado que por naturaleza todos somos diferentes ante las
interacciones. En cada encuentro nos comportaremos diferente, reaccionaremos distinto,
sentiremos diferente. Porque cada uno de nosotros venimos cargados con nuestros
afectos, experiencias, emociones, historias, deseos, capacidades, ideologías, concepciones, que se harán evidentes al momento del encuentro
con el otro, que también asistirá con su propia carga.
Este es el momento de valorar lo diferente, de construir desde allí,
sin tratar de apelar a la uniformidad o la igualación, porque si lo hacemos,
sin darnos cuenta estaremos discriminando. Debemos apartarnos de la tendencia
natural a recorrer los caminos procedimentales que igualan y nos resultan
cómodos, esos caminos no acompasarán la huella de los otros. Es necesario
animarse a evitar la linealidad, abrazarse al devenir del camino y ser flexible para adaptarse a los requerimientos que imponen las diferencias.
Una forma práctica de no caer en la igualación es tratar de no valerse
de una única dimensión para potenciar el cambio. La información será necesaria,
pero no la única dimensión en juego en el encuentro. Recuerda que llegaremos a
cada encuentro con nuestras cargas. Trabajar también con las ideologías, las
emociones, los intereses, las capacidades, y otras dimensiones presentes, te asistirán para acompañar a los
actores en la aventura del cambio. Estas otras dimensiones también harán la
diferencia.
Informar será necesario, pero no debería ser la única dimensión a
explorar. Para cada caso será necesario elegir o elaborar dispositivos propios,
estratégicos! Iniciando el proceso con aquellos que te permitan interpelar la
situación, identificando las distintas formas en que se la concibe, percibe,
vive. Y siguiendo luego con aquellos que te sirvan para completar y construir desde
esas racionalidades.
Elegir el derrotero metodológico de apoyo a
un proceso de cambio es como acomodar los cajoncitos del dibujo. Igualaremos
cuando usemos metodologías intersubjetivas que no contemplen las desuniformidades.
Seremos justos cuando las mismas se adapten a las valiosas diferencias con que
fuimos dotados los sujetos. Si no valoramos y actuamos desde nuestras diferencias, podemos estar dejando a
muchos en el camino de la creación del conocimiento que los impulse al cambio.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario