Por Adrián Gargicevich
Crecer
no es lo mismo que desarrollarse. El desarrollo no se define por lo que una
persona o un territorio tienen, sino por lo que puede hacer con lo que tiene. Para
apoyar a un grupo social en su desarrollo es necesario descubrir primero sus capitales y sus potencialidades. Un proceso que requiere tiempo, pero que
también ofrece el desafío de entender los modos de acoplamientos y las
estrategias de sincronización de los participantes.
Acoplamiento y sincronización |
Nuestro
devenir como extensionistas solo ocurre en relación a otros. Aunque a veces nuestra atención profesional se vea distraída hacia los objetos (la tecnología,
el producto, etc), solo es en el ámbito de lo intersubjetivo donde reside el
sentido de la misma. Y es en esa misma intersubjetividad donde se plasma la
sociedad.
Nos acoplamos
a otros mediante la palabra como una
estrategia de perduración. Lo hacemos pagando un costo: el costo de la
perturbación. Cada vez que interactuamos, cambiamos, nos modificamos. En muchas ocasiones el producto nos reconforta y tratamos de repetir la situación más a menudo, como cuando tenemos un ameno diálogo con un amigo, o una agradable cena con conocidos. Pero en otras ocasiones las consecuencias
no nos satisfacen. Más allá del
resultado, el encuentro siempre nos obliga a cambiar nuestra forma entender el espacio
donde nos desarrollamos. No somos iguales una vez que nos relacionamos, ambos cambiamos,
ambos nos modificamos.
Si
estos acoplamientos mediados por la palabra se mantienen en el tiempo con
cierta recurrencia, como es de esperar que suceda entre actores en un proceso
de desarrollo, el acoplamiento se transforma en estructural, nos da forma. Cuando
esto ocurre, la relación nos permite sustentar nuestras individualidades en el
devenir de las interacciones. Somos en la medida del grupo, y el grupo es a nuestra
medida. Se da un proceso de transformación mutua que perdura si se mantiene un
determinado equilibrio. Solo cuando el efecto de uno sobre otro se desequilibra, ocurre el desacoplamiento.
Tener
la capacidad como extensionista de detenernos a reconocer los puntos de
equilibrio y los intercambios que se habilitan durante los acoplamientos, nos brinda
la oportunidad de reconocer los modos de cooperar, las capacidades y los roles que
los actores sostenemos en la acción conjunta. También nos permite reflejarnos,
identificando cuales son los
acoplamientos que nosotros mismos generamos desde adentro del propio proceso (ya
no como observadores, sino como buscadores de nuestra propia forma de perdurar) sabiendo
que estamos realizándonos individualmente como miembro del grupo, mientras propiciamos
la permanencia del mismo. Un delicado equilibrio que hay que cuidar, manteniendo
la individualidad, pero potenciando la acción conjunta.
Pero
el comportamiento social no es el resultado exclusivo de nuestras intensiones. La
forma de comportarnos socialmente también es afectada por la influencia de nuestros
vecinos. Por lo tanto, si nuestra tarea es potenciar al conjunto, será bueno
también conocer cuál es la lógica con la que nos movemos cuando estamos
agrupados. Mira el vídeo y luego rescatamos algunos aprendizajes para la tarea
de extensión entorno a la idea de la sincronización.
Estudiosos del comportamiento grupal de las aves y los cardúmenes descubrieron que hay tres reglas básicas que sustentan
la sincronización entre los individuos: 1- todos los individuos están
conscientes de sus vecinos más cercanos; 2- todos los individuos tienen una
tendencia a alinearse; 3- todos se atraen unos a otros. Por ello, cuando una
amenaza los ataca, el más afectado del grupo se aparta del camino haciendo que
sus vecinos lo sigan de manera sincronizada según las tres primeras reglas
citadas. Así la reacción de uno afecta al conjunto.
Si bien en los procesos de desarrollo
social los tiempos de las reacciones no suceden con la velocidad que muestra el vídeo entre los estorninos, muchas veces esto ocurre de manera imperceptible. En ocasiones somos nosotros mismos, como extensionistas,
la amenaza para el grupo. Nos pasa cuando intentamos abrir
espacios para el desarrollo usando solo estrategias clásicas difusionistas.
Apostamos al discurso como llave para sincronizar un vuelo compartido con
otros, y terminamos volando solos.
Estar atentos al comportamiento grupal sincronizado
entre vecinos ayudará a detectar amenazas y elaborar estrategias. Comportarse como
extensionistas observando las propias reglas de la sincronización ayudará a
prolongar la vida grupal, y sobre todo a saber si somos nosotros la amenaza para
el grupo.
El primer ministro Winston Churchill declaró una
vez: «Nosotros damos forma a nuestros edificios y, después, nuestros edificios
nos dan forma». Quizás se aplica como metáfora para los procesos grupales. Nuestro desempeño profesional deberá estar alerta al devenir de los acoplamientos y las estrategias de sincronización grupales en los
procesos de desarrollo en los que participamos, reconociendo que participamos
de la construcción conjunta, pero que ésta también nos da forma a nosotros
mismos.
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Muchas gracias Adrian,
ResponderEliminarLo que traes es muy valioso. Creo que debemos desarrollar los desafíos de la sincronía, la sintonía y el poder. Los profesionales de la extensión tienen una clara misión tecnológica y la preocupación de simultáneamente aumentar el capital social en el proceso de innovación. Otros facilitadores tienen misiones y metas más difusas de cambio y estos conceptos son igualmente válidos.
Es también un punto de partida
En ocasiones nos ocurre que debemos partir por establecer la sincronía para facilitar el encuentro y crear comunidad para temas en común que no convocan al diálogo a los implicados. Son ejemplos la gobernanza de recursos naturales, la creación de bienes públicos, la construcción de competitividad territorial o nueva institucionalidad público-privada.
El rumbo
En el proceso de sincronía y encuentro también cabe facilitar el foco y la priorización colectiva; la sintonía en un canal de encuentro. La construcción de la argumentación, y una visión superadora que se condense en hitos de corto plazo, resultados que dan fe e ideas-proyecto.
Poder es poder hacer
Siempre también está el desafío de arbitrar las disputas de poder. Encontrar un lugar como facilitador desde el que dar servicio a la comunidad o la sociedad. Un rol que empodere, mejore la capacidad de articulación y reconocimiento de sus derechos en los implicados.
En mi experiencia el extensionista tiene desafíos concretos de educación, moderación de actitudes y puesta en debate de prácticas específicas que lo hace llegar íntimamente e intensivamente a las unidades productivas o comunidades.
Es interesante y provocador leerte. Muchas gracias.
Gracias Diego. Muy interesante agregar el tema del "poder" que en este texto no abordé. Me estimulas a escribir particularmente sobre el tema dada las fuertes implicancias en los procesos de desarrollo. Gracia también sobre tu consideración final y por tu valioso comentario. Invito a los seguidores Blogueros a participar también del Grupo de LinkedIn COMUNICACIÓN PARA EL CAMBIO SOCIAL EN PROYECTOS DE DESARROLLO https://www.linkedin.com/groups?home=&gid=3736805&trk=anet_ug_hm que Diego que modera. AG
EliminarEn el trabajo de desarrollo territorial, en las comunidades, juntos a los productores familiares, estas redes que tenemos junto a colegas de distintas instituciones, nos dan esa seguridad de grupo conocido y entrenado. Uno sabe que si falla aquí otro integrante Toma l Posta y continua. Sin duda un objetivo consensuado previamente es el sentido de adónde nos movemos y reaccionamos. Fascinante el proceso de cambios y nuevas formas y la gran necesidad de poder entender estos movimientos a veces mínimos para actuar en el conjunto. Gracias por el desafío.
ResponderEliminarGracias Ana por el aporte y el ejemplo de tu vivencia, siempre es bueno poder conocer cómo cada uno vincula la propuesta de cada texto del blog, con la vivencia personal. Espero también sirva para el debate en tus grupos de trabajo. Seguimos EN-RED-ANDONOS.
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