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sábado, 13 de abril de 2019

Logos, Ethos y Pathos. ¿Cómo construir argumentaciones informadas en extensión?


Por Adrián Gargicevich

Reconocer que toda “verdad” ineludiblemente está influenciada por los valores culturales de quienes la manipulan, es la afirmación que Thomas Kuhn usó para ayudarnos a suavizar la “imposición” que las ciencias básicas asignaron a  la “objetividad” como única razón del conocimiento. Nuestros “juicios de valor”, nuestra subjetividad nunca nos abandonarán, siempre estarán allí para indicarnos en cada momento qué es lo bueno/deseable/mejor, y que es los malo/indeseable/peor. Si bien en la tarea de extensión esta realidad no pasa desapercibida, muchas veces no encontramos la forma adecuada para construir argumentaciones informadas que nos corran de esta imposición.

https://redextensionrural.blogspot.com/2019/04/logos-ethos-y-phatos-como-construir.html


La retórica y sus herramientas: Ethos, logos y pathos

En situaciones de apoyo al desarrollo, donde las decisiones deben ser legitimadas por la participación, es normal que surjan diferencias de posicionamiento ante los distintos temas que se abordan. Estas diferencias, generalmente se expresan en los discursos, y pueden estar basadas en “hechos”, en “valores” o en “modos de actuar”.

Si detectamos diferencias “fácticas” (hechos), “axiológicas” (valores) o “normativas” (modos de actuar) entre los actores, habrá que abordarlas como problema y convertirlas en oportunidades para el grupo. Tendremos que aprender a decodificar discursos y codificar alianzas. Una forma de lograr dicha transformación, es trabajar con ellos en la construcción compartida de relatos que contengan “argumentaciones informadas”. Esto ayudará a reducir las distancias. 

El marco conceptual para lograr buenas argumentaciones proviene de “la retórica”, una de las artes Griegas que ayuda a expresar los argumentos. Para valernos de la retórica deberemos trabajar cada uno de sus tres componentes esenciales.

1-    Logos: El mensaje en sí, la palabra, el discurso. Aquí el foco de atención debe estar puesto en la coherencia, la claridad y el contenido. La información que abordemos tendrá un papel preponderante. Por ejemplo, en el caso de que estemos intentando persuadir, el logos es el razonamiento lógico detrás de las afirmaciones del orador.

2-    Pathos: la emoción (de allí deriva el término empatía) que apela a los valores, sentimientos y creencias más firmes de los destinatarios del mensaje. Se usa para empatizar y despertar la imaginación de la audiencia. Recordemos que el poder de las emociones en la tarea de innovar es un factor imprescindible para el cambio.

3-    Ethos: la posición, reputación y confiabilidad de quien presenta la información contribuirán en la confianza y el respeto. Para que los argumentos sean efectivos, no basta con hacer un razonamiento lógico. El contenido también debe ser presentado de manera confiable para convertirse en creíble.


En nuestra tarea como profesionales de la extensión, generalmente damos más importancia al logos y el pathos, relegando al ethos a un segundo plano. Cuando esto ocurre, dada la peculiaridad discursiva de nuestra profesión,  puede posicionar nuestro trabajo en terrenos dificultosos o poco efectivos.

Para asegurar las argumentaciones informadas que nos permitirán acercar las diferencias, resulta particularmente importante poner especial atención en el último de los tres componentes, ethos. Cuando participamos discursivamente, debemos evitar que nuestros sesgos, preferencias y valores (producto de nuestra formación, generalmente positivista), frenen la posibilidad de ejercer un adecuado nivel de autorreflexión crítica frente a la elección y uso de términos que para nosotros pueden parecer “neutrales”.

Una buena estrategia es probar nuestra construcción dialéctica con personas que no pertenecen al ámbito del tema que nos moviliza. Seguramente sus devoluciones, consultas, dudas, actuarán como “espejos” en el que tendremos que “mirarnos” para pensar si los términos que usamos generan las respuestas que esperaríamos…y si esto no ocurre, cambiarlos.

Recordemos que al comienzo del artículo nos aprovechamos de la idea de Thomas Kuhn que sugiere suavizar la imposición de las ciencias básicas acerca de la “objetividad” como única razón del conocimiento. Las personas fijamos nuestras creencias usando diferentes métodos, sin embargo los profesionales tenemos la tendencia a pesar que el método científico es irrefutable y nada lo supera. Cuando no tenemos capacidad crítica para relativizar este paradigma, estaremos justo donde no deberíamos estar para crear las “argumentaciones informadas” que acerquen las diferencias detectadas.   



El mensaje solo es una parte

Un lugar frecuente y generalmente poco efectivo en nuestra profesión suele ser suponer que, conociendo el punto crítico (logos), los acuerdos y las soluciones se consiguen articulando una retórica adecuada, de la mano de un discurso que apela a las emociones (pathos), en la voz de un referente confiable (ethos). Generalmente las cosas no cambian bajo ésta lógica, si así fuese todo sería un problema de retórica en base a buena información.

Los cambios son producto de la acción, y la acción producto del conocimiento. Como hemos propuesto en otro texto, no debemos confundir información y conocimiento. El conocimiento es en definitiva el que habilita el cambio. Una buena retórica solo nos asegurará que la información (mensaje) no sea un escollo en el camino de generación del conocimiento. Pero por sí sola no impulsará el cambio.

Ahora bien, como el “conocimiento” es una capacidad intransferible y relativa a cada participante, se abre aquí otra serie de consideraciones para nuestra tarea. A manera de modelo mental, la visión que las personas tenemos del mundo, se encuadra en un sistema personal que le da sentido. Esta visión se reconstruye constantemente a través de componentes “codificados”, que podemos recuperar de textos o imágenes que recibimos y que aportaron a nuestro conocimiento; pero también de componentes “tácitos”, tales como nuestros modos de percibir a partir de las experiencias, opiniones y preferencias personales o comunitarias. Estos últimos elementos son los que actúan como filtros sensoriales, y hacen que cada uno de nosotros tenga una percepción sesgada de la realidad. Por tanto, ningún mensaje operará de igual manera en cada persona.  

Las decisiones que tomamos no se basan solo en componentes codificados. Entonces, como profesionales de la extensión no deberíamos propiciar cambios en base a estrategias que consideran solamente nuestro marco formativo, nuestras preferencias, intereses y valores. Para cada nuevo hecho que abordemos, una buena estrategia es recordar que somos seres racionales, pero solo en el contexto de nuestra representación (modelo mental) de la realidad que nos rodea. La empatía debería ser la capacidad que necesitamos “convocar” para que nos ayude, entonces…a copiarse, demos rienda suelta a la empatía!

Apuntes para ajustar el diseño de nuestra tarea

La propuesta de análisis de este artículo da mucha “tela” para explayarnos en los aspectos de comunicación. Como no soy profesional en el tema, trataré de convocar especialistas para que nos ayuden a profundizarlo. Si tú eres  profesional de la comunicación y te interesa compartir reflexiones que nos ayuden a profundizar el tema por este medio, no dudes en contactarme para producir algún aporte.

Por ahora solo trataré de dejar un listado incompleto de consideraciones para ayudarte a poner en marcha estas ideas:

·         La información será un insumo importante para el cambio, pero no siempre será el factor limitante o determinante para la toma de decisiones.
 
·         La producción y oferta de información especializada puede ser irrelevante o hasta contraproducente si las decisiones dependen más de los contextos socioeconómicos no contemplados.

·         Las decisiones involucran juicios de valor, por lo cual, decidir que constituye un problema o no, implica un posicionamiento político ideológico no neutral. (…mi situación al escribir esto, refleja este punto).

·         La interacción mediante la investigación-acción-participación permite a los profesionales tomar conciencia de esas diferencias y del papel de los sesgos, preferencias  y convicciones personales en juego.

Por eso, “creo” que nuestra tarea es más consistente si podemos convertirnos en decodificadores confiables de información técnica, y en codificadores de las inquietudes que les permitan a los actores tomar decisiones conjuntas, y les ayuden a generar el conocimiento que los movilice en la acción. Una tarea considerablemente más compleja que la tradicionalmente “instituidas” en la profesión extensionista.

…continuará.


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4 comentarios:

  1. Un excelente aporte, muy claro y sólido. Sobre comunicación (en lo que tampoco soy experto), visto desde el funcionamiento neuronal complejo, valdría la pena plantearse que la retórica bien equilibrada podría empoderarse mucho si se construye desde la premisa de "entender" en lugar de la de "contestar"... Podría hacerse un tema complementario. Saludos

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  2. Muchas Gracias por tu comentario. Por supuesto el tema da para mucho...de echo me propongo continuarlos con la ayuda de los comunicadores amigos. Muy buena tu consideración de estar más atento a "entender" que "contestar"...por algo dice el refrán que tenemos 2 orejas y 1 sola boca...es más difícil escuchar que hablar. Gracias! Sigamos EN-RED-ANDONOS!

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  3. Gracias Miguel!. Si claro, la INTENSIÓN estará alimentado siempre los procesos y lo INTERESES que sostienen nuestras intenciones, si son compartidos, serán cruciales para el contacto.

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