Por Adrián Gargicevich
Si bien las rede no son más que una forma particular de funcionamiento de lo social, en los últimos tiempos, de la mano de la conectividad y las tecnologías de información y comunicación parece estar teniendo mayor relevancia en nuestras vidas. Pero para poder valernos de la organización “en red” y potenciar nuestro trabajo como promotores de innovaciones es necesario reconocer y estar dispuestos a aceptar su peculiar forma de funcionamiento.
Las redes nos proponen un modo de articulación multicéntrico, con amplios grados de autonomía entre sus partes, tolerando la fragmentación y buscando organizar la diversidad mediante la articulación de nodos en vinculación solidaria. En ámbitos marcados por la diversidad, la red como modelo de organización, no busca homogeneizar sino incorporar la heterogeneidad como un dinamizador intrínseco.
Material elaborado para el Congreso AAPRESID 2019 - Rosario
Resumen
Seguro alguna vez te
preguntaste: ¿Por qué algunas innovaciones se adoptan antes que otras?
La siempre creciente
complejidad de los sistemas naturales y sociales con los que interactuamos, nos
obliga a reconsiderar el alcance de los enfoques y metodologías que usamos para
tomar decisiones.
Para incluir la diversidad
de actores y procesos de aprendizaje social contenidos en cualquier instancia
de innovación es necesario ampliar nuestras perspectivas.
El análisis de los sistemas
de información y conocimientos que los actores creamos para resolver problemas,
nos brinda una “llave” para entender cómo las personas probamos, ponderamos y
tomamos decisiones con respecto a las ideas relevantes, las proposiciones
alternativas y las estrategias de solución.
En este taller
presentaremos algunas “herramientas” para construir “llaves” que potencian las innovaciones.
Ver el video de la conferencia completa en: https://www.youtube.com/watch?v=kyMiunwx6uU
Desarrollo
El objetivo
de este trabajo es resaltar y ofrecer una visión y una estrategia de acción
alternativa para potenciar los procesos de innovación entendidos como el
producto de un sistema de información y conocimiento que los actores interesados
construimos detrás de los problemas o situaciones que pretendemos cambiar,
recuperando los intereses y la participación activa de los propios
beneficiarios en la construcción del conocimiento necesario para innovar.
Según los diccionarios, innovar es alterar algo
introduciendo novedades. Pero... ¿Implicará siempre la generación de algo
totalmente nuevo? ¿De dónde proviene lo nuevo? Cómo se genera? ¿Es
independiente del entorno social en donde surge? Las respuestas a estas
preguntas no son uniformes para todas las situaciones. En los años sesenta y
setenta del siglo pasado, la innovación para el sector agropecuario era
entendida como aquellas ideas que el individuo percibía como nuevas. Los
desarrollos tecnológicos innovadores se estructuraban para permitir que la
difusión fuese la estrategia principal para su incorporación o utilización. Más
adelante se procedería a distinguir a la innovación como una “idea” y a la
“tecnología” como un diseño para una acción específica. Desde entonces, se
asumió que el cambio debía ser el producto de una operación secuencial de tres
elementos invención, difusión y consecuencia, denominándose a este pensamiento
lineal como el
modelo de transferencia de tecnología. (gráfico Nº1).
Gráfico Nº1: Sujetos y
acciones en el modelo tradicional de transferencia de tecnología para la
innovación en el sector agropecuario.
Bajo este esquema se
considera que la causa del cambio técnico es la adopción de innovaciones por
parte de los destinatarios, y que la fuente de dichas innovaciones es la
investigación y el desarrollo científico, otorgándole a la ciencia, como forma
de fijar creencias[1],
una posición primordial y de responsabilidad suprema para el desarrollo. Más
tarde, se profundizaron los estudios acerca de cómo ocurren los procesos de
adopción y búsqueda de los atributos
necesarios para la innovación así entendida, los cuales pretendían explicar qué
es lo que hace posible su “difusión efectiva”. Si bien en los últimos años, el
concepto de "transferencia de tecnología" ha sido puesto en debate
como modelo para promover la
innovación, sería injusto no reconocer sus logros en el desarrollo de las
comunidades.
Las
grandes transformaciones que se desarrollan en el mundo, y en el país, están
cambiando los escenarios de producción en los que se desenvuelven los sectores
productivos y de servicios. Nuevos riesgos e incertidumbres, asociados a las
tensiones entre globalización y fragmentación, integración y exclusión,
concentración y descentralización, hacen más complejo el contexto en el cual se
plantea la innovación. Los procesos de innovación están afectados y
caracterizados, entre otros, por los siguientes aspectos: diversidad de actores
involucrados (ciudadanos, productores, industrias, proveedores de insumos,
asesores privados, instituciones públicas, organizaciones no gubernamentales,
mercados, consumidores, etc.); multidimensionalidad de la problemática para el
desarrollo (infraestructura, sostenibilidad, pobreza, marginalidad, educación,
etc.); incremento de actividades no tradicionales en la estrategia de
producción; aumento en la demanda de producciones diferenciadas y con mayor
valor agregado; progresiva inclusión de biotecnología, informática,
telecomunicaciones y aspectos organizacionales, como elementos constituyentes
del cambio tecnológico; gestión ambiental responsable.
Cuando los problemas que
debemos enfrentar en la actualidad no cuentan con definiciones claras ni
soluciones únicas y de fácil acceso, la concepción lineal de transmisión de la
información antes descripta, entra en debate. Las situaciones
"complejas" resultan cada vez más comunes, y en muchas ocasiones
adquieren un carácter estratégico difiriendo sustancialmente de la demanda
específica de una recomendación, como era en décadas anteriores.
La función “tradicional”
del mediador o extensionista como intermediario facilitador entre el
especialista y el ciudadano, pierde relevancia frente a la multiplicidad de
relaciones de diversa intensidad que establecen los actores “buscadores” de
soluciones, junto a otros actores involucrados y activos en el mismo problema.
Quien busca una solución no se detiene en los límites donde normalmente circula
la información del tema/problema. Amplía su búsqueda, establece redes de
contactos que pueden incluir una gama muy diversa de interlocutores. Avanza
sobre zonas del conocimiento que se alejan de las más próximas al tema. No es
extraño que para implementar una innovación, el "buscador" consulte
con formadores de políticas nacionales o internacionales, organizaciones no
gubernamentales, comerciantes, gobiernos municipales, colegas, vecinos, etc.
Todo el que aporte a la solución y la innovación será importante. Tal vez, ese
proceso de búsqueda de contactos e información no sea prolijo y estructurado
según un secuencia preestablecida, pero será muy poco probable que el hilo
conductor del mismo, no sean sus objetivos. Allí habrá que mirar si se quiere
descubrir la red vincular que potencia el proceso.
Hoy en día se
acepta que la innovación, en muchos casos, proviene de las propias experiencias
y respuestas de los destinatarios a los cambios en el mercado, en las
condiciones económicas, sociales, políticas, etc., o como producto de la
interacción de una multiplicidad de actores relacionados con alguno de los
aspectos que aportan a la solución del problema. Desde esta perspectiva, un
modelo de desarrollo basado en la transferencia de innovaciones tiene poca
capacidad de satisfacer las necesidades cada vez más diversas y diferenciadas,
operando en condiciones disímiles y en constante cambio. Estos planteos
complejos proponen nuevos desafíos para quienes deseen promover procesos de
innovación.
En este
contexto, resulta cada vez más evidente que para promover innovaciones también necesitamos innovar. “Aquel que no
aplique nuevos remedios deberá esperar nuevos males, porque el tiempo es el más
grande innovador” (Francis Bacon). Pero
como la innovación no ocurre dentro de la rutina, sino cuando nos apartamos de
ella, habrá que estar dispuesto a aceptar las incertidumbres que aparecerán y
caminar despacio habilitando todos los sentidos, como cuando se recorre un
camino nuevo.
Considerar
a la innovación como el producto de un proceso social complejo en el que
intervienen una variada gama de actores involucrados, más que como el producto
exclusivo de un proceso de transferencia o difusión de tecnologías,
conocimientos e ideas, es el punto de partida alternativo que propone esta presentación.
Este supuesto, diferente a la mirada anteriormente desarrollada acerca de las
características del proceso de innovación, constituye el sustento principal
para el cambio en el rol profesional de los que trabajan para la promoción de
innovaciones, de intermediarios
a facilitadores en la tarea de vinculación. Este nuevo rol, nos invita a la
creación de nuevos métodos para la acción profesional, propicia un desarrollo
más participativo, comprometido, y también cuestiona la pertinencia de los
modelos tradicionales de formación técnica para el desarrollo. A partir de este
nuevo supuesto, los sistemas de información y conocimiento para la innovación,
adquieren sentido.
Ampliando nuestra perspectiva. La innovación como
proceso social complejo
Un primer esfuerzo
que debemos realizar es actitudinal, necesitamos cambiar nuestra tenaz focalización
hacia los “productos”, por una mayor valorización
de los “procesos”. Observar el proceso de innovación como una red de
interacciones entre diferentes actores, será un primer paso para correrse de la
perspectiva “transferencista”, admitiendo otra perspectiva que nos permita concebirla
como un sistema, para poder valernos de las ventajas operativas y de las
propiedades emergentes que poseen estas estructuras (Engel, 1992). Este tipo de enfoque sistémico centra
su atención en la determinación y caracterización de los componentes (actores),
y en el establecimiento de las interdependencias que ocurren entre ellos en
función de los objetivos generales que comparten ante un proceso de innovación.
Un segundo
esfuerzo procedimental necesario es focalizarnos más en los “sujetos”
involucrados en el proceso de innovación, que en el “objeto” de cambio. Entendiendo a la innovación como proceso
social complejo, los actores adquieren un papel relevante para la innovación.
Ellos son los que afectan el cambio o son afectados por él. Podrán
caracterizarse por su grado de actividad, por su importancia relativa en el
conjunto, por su centralidad en el proceso, su grado de afectación frente a la
innovación o por su influencia, por ejemplo, al persuadir a otros respecto del
cambio.
El tercer
esfuerzo es el estratégico, pasar de proyectar y dirigir los procesos
focalizándonos en el desempeño de las partes involucradas, para centrar la
atención en el comportamiento e interacción del conjunto. Para incorporar las
ventajas del sistema que integran los actores, será importante conocerlos y
describirlos según: quienes son, las
relaciones que se establecen entre ellos; sus objetivos, intereses y
actividades; las áreas de cooperación y de conflictos de intereses que
sustentan. La clave para potenciar la innovación, radica en la calidad de la
interacción entre los actores involucrados. Esta idea implica que en la
innovación participan un considerable número de actores, y que la misma no es
el producto exclusivo de una o dos personas, ni de la calidad de los eventos
comunicacionales. La capacidad para innovar no puede ser considerada como una
competencia individual, ni siquiera como la suma de una serie de capacidades
individuales. Es más bien una construcción social, algo que se comparte entre
muchos, aquellos que manifiestan interés en el desarrollo de una solución al
problema bajo análisis. En este marco, la innovación es entendida como red de
interacciones.
Si bien las rede no son más que una forma particular de funcionamiento de lo social, en los últimos tiempos, de la mano de la conectividad y las tecnologías de información y comunicación parece estar teniendo mayor relevancia en nuestras vidas. Pero para poder valernos de la organización “en red” y potenciar nuestro trabajo como promotores de innovaciones es necesario reconocer y estar dispuestos a aceptar su peculiar forma de funcionamiento.
Las redes nos proponen un modo de articulación multicéntrico, con amplios grados de autonomía entre sus partes, tolerando la fragmentación y buscando organizar la diversidad mediante la articulación de nodos en vinculación solidaria. En ámbitos marcados por la diversidad, la red como modelo de organización, no busca homogeneizar sino incorporar la heterogeneidad como un dinamizador intrínseco.
Recordemos
que las redes son redes de personas que se conectan o vinculan (aunque parezca
obvio muchas veces no se lo considera), y desde allí, cuando aceptamos que la
innovación ocurren en entornos intersubjetivos, la importancia de las redes
como instrumentos para potenciar innovaciones crece. Este pequeño gran detalle implica estar
preparados y dispuestos a pensar estrategias basadas en la consideración del
otro. La tarea entonces será entender las transformaciones que se generan en
los participantes, reconocer las pautas que habilitan los cambios que se
producen e identificar los impulsores que llevan a la acción conjunta.
Propuesta metodológica: Apreciación Rápida de
Sistemas de Información y Conocimientos (RAAKs)
La
metodología participativa de investigación-acción diseñada para tal propósito,
denominada RAAKs, nos permite hacer los desplazamientos indicados. Suponiendo
una perspectiva de red, la misma focaliza su atención en cómo los agentes del
proceso de innovación prueban, ponderan y toman decisiones con respecto a las
ideas relevantes, las proposiciones alternativas y las estrategias de solución.
En lugar de dar soporte a la generación de soluciones específicas, ayuda a
elevar la calidad de la toma de decisiones estratégicas, de comunicación y de
cooperación estratégica entre los agentes interesados.
Un ejercicio RAAKs consiste
en tres fases. En cada fase se persiguen diferentes objetivos de investigación,
se seleccionan diferentes ventanas y herramientas específicas que se diseñan e
implementan en conjunto con los actores del problema que se aborda. Al final de
cada fase se organiza un taller con los actores sociales y grupos objetivo
relevantes. El propósito de los talleres es devolver la información a los
agentes interesados, para permitirles debatir, complementar y/o corregirlos
resultados de la investigación.
En la Fase A se logra una
definición compartida del problema y la caracterización de los actores activos
en el mismo; en la Fase B se analiza y caracteriza el entorno del problema
sobre el cual se desea innovar definiéndose la red de información y
conocimientos, el producto es una imagen más detallada de cómo interactúan las
diferentes redes de actores sociales, los temas que dominan sus debates y la
forma en que ellos coordinan o no sus actividades. Por último en la Fase C se
formulan y debaten proposiciones de política y/o diseños de intervenciones
estableciendo los propios actores, algunos de los compromisos a seguir a partir
de las recomendaciones del análisis participativo.
A manera de ejemplo se
presentan un resumen gráfico de la definición compartida del problema (Fase A), y un gráficos del “Sistema de Información y
Conocimientos” (Fase B) producido mediante un ejercicio RAAKs realizado en 2015
en la localidad de Barrancas (Santa Fe) para abordar el conflicto social-agrario
en el periurbano de la localidad como oportunidad para el desarrollo local inclusivo.
Para animarse a correr los propios límites.
A la luz de
las ideas presentadas, el desafío radica entonces en reconocer la trama de
relaciones y aprender a crear los entornos adecuados para que la innovación
ocurra, para que existan condiciones que les permitan a las personas conectarse
para desarrollar nuevas ideas, y además, aprender y utilizar las ideas de los
otros.
A
continuación se presentan algunas preguntas, cuyas respuestas, nos permitirán
saber en qué condiciones estamos para correr nuestros límites y saltar de una
concepción lineal de la innovación hacia una de redes y sistemas.
¿Los
programas de estudio en la formación profesional recuperan los modelos de
intervención no difusionistas?
¿Las
instituciones que propician innovaciones poseen las estructuras y capacidades
necesarias para considerar y actuar desde una perspectiva de organización
social para la innovación?
¿Los
profesionales estaremos dispuestos a perder la “sensación” de poder que otorga
la información técnica que "manejamos" en pos de un proceso
participativo de generación de conocimiento?
¿La fuerte
influencia que mantiene el “pensamiento
cartesiano” sobre nuestro accionar, en gran parte producto de nuestra
formación profesional, dará espacios a otras formas de pensamiento?
Correrse de
la idea de innovación como transferencia implica la necesidad de revisar
conceptualizaciones dominantes. Nos cuestiona sobre la existencia de espacios
propicios para que surja la innovación, dado que como todo proceso
organizacional, necesita un entorno que facilite la creatividad y el
pensamiento estratégico. Esta es la razón por la cual los artistas tienen sus
estudios o talleres, necesitan un espacio que les recuerde que están allí para
crear. Es importante promover espacios donde las personas puedan apartarse de
la rutina para crear algo nuevo. Pero la necesidad de un espacio es solo una
arista a trabajar, primero hay que descubrir cuál es la trama de Relaciones
entre actores asociados a cada problema que requiera una innovación, para luego,
en función de sus particularidades, crear espacios propios donde poder
desplegarlas. Es menester, promover contextos que alienten la creatividad, el
desarrollo de nuevas acciones y la construcción de nuevos significados. Para
ello, habrá que dejar abierto el diálogo, la complementación de ideas y
procedimientos, para que podamos repensarnos como innovadores en nuestras
estrategias institucionales.
Espacios más
fértiles para la innovación son los que se orientan a generar o ampliar redes,
rompen estereotipos acerca de quiénes pueden impulsar los proyectos, dan lugar
a lo interdisciplinar, se alejan de los enfoques dicotómicos como los que
separan el sector productivo y el mundo académico, diluyen las barreras entre
sector productivo y el 3º sector, desdibujan los límites para el encuentro entre categorías como investigación/extensión,
rural/ urbano, alumno/docente, etc.
Bibliografía
CAPRA, F. (2002) La trama
de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Editorial Anagrama
Barcelona. Colección Argumentos 4º.
ENGEL, P (1999). La
organización social de la innovación. Enfocando en la interacción de los
agentes involucrados. Editorial Royal Tropical Institute. Holanda.
GARGICEVICH, A. (2016).
Redes vs. Organizaciones tradicionales. Dinámicas en opuesto para el
desarrollo. Disponible en: https://redextensionrural.blogspot.com/2016/05/redes-vs-organizaciones-tradicionales.html
GARGICEVICH, A. (2004) ¿Y
si la innovación es un emergente sistémico? XII Jornadas Nacionales de
Extensión Rural AADER – San Juan Argentina Septiembre de 2004 https://inta.gob.ar/sites/default/files/script-tmp-sistemico.pdf
GARGICEVICH, A.
(2014). 3 secretos y 5 pasos para
potenciar el trabajo en red. https://redextensionrural.blogspot.com/2014/09/3-secretos-y-5-pasos-para-potenciar-el.html
GARGICEVICH, A. y SOLIS
DARIO (2015) 8 Consideraciones para abordar los conflictos rural-urbanos.
Revista Agromensaje de la Facultad de Cs. Agrarias UNR-Nº 42 https://www.academia.edu/16369374/8_consideraciones_para_abordar_los_conflictos_rural-urbanos
MONIQUE L,
S.; ENGEL, P. (1999). Enredamiento para la innovación. Una metodología participativa
orientada al actor. Editorial Royal Tropical Institute. Holanda.
SAMAJA, J.
(2002) Apuntes de cátedra Metodología de la Investigación. Curso de posgrado
Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad Nacional de Rosario.
[1] Para un análisis más detallado del efecto
de la misión de la ciencia en el modelo, se sugiere considerar también la
confusión que normalmente ocurre entre ciencia y tecnología, generada por la
propia naturaleza de la ciencia. El peculiar carácter democrático que esgrime
la ciencia como forma de fijar creencias, al socializar el camino de su
producción cognoscitiva poniéndolo a disposición de toda persona, como
condición misma de su intento de validación … paradójicamente… posee
potencialidades temibles, vincula a la ciencia estrechamente con la acción
productiva, donde se mueve la razón instrumental, es decir la técnica. Esta coincidencia
en la acción de la ciencia y la técnica contribuyó a conectarlas estrechamente,
transformando a la investigación científica en un recurso imprescindible para
la investigación técnica… y haciendo… ingresar a la práctica científica en la
vorágine tecnológica inherente a la dimensión económica de los mandatos del
mercado (Samaja J. 2002).
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Uf.. qué preguntas! Excelente publicación.. ojalá podamos animarnos a salir de la zona de confort que nos brinda la seguridad de lo conocido para animarnos a transitar nuevos caminos y más enREDados. Gracias!
ResponderEliminarHola! Gracias por tu comentario. Los nuevos "paisajes" y "aprendizajes" que se pueden disfrutar por fuera de las "zonas de confort" son un estímulo para animarse a recorrer nuevos "caminos" procedimentales. Animo!
ResponderEliminar