Por Adrián
Gargicevich
Con la colaboracion de Fernando
A. Zanczuk
En nuestra tarea como extensionistas, el diseño del comportamiento opera muchas
veces de manera subliminal, es decir como un mensaje o señal diseñada para
pasar por debajo (sub) de los límites (liminal) normales de la percepción. Esta
situación muchas veces transcurre oculta no solo para el participante, sino
también para nosotros como diseñadores de las acciones. ¿Por qué debemos tener
en cuenta el diseño del comportamiento en nuestra tarea? ¿Cómo capitalizarlo?
El diseño del comportamiento como condicionante subliminal en la tarea de extensión.
https://redextensionrural.blogspot.com/2020/03/el-diseno-del-comportamiento-como.html
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Para lograr cambios aceptables y duraderos, nuestros
diseños procedimentales deberían contar con un análisis
detallado de los efectos que los mismos puedan tener en relación
al comportamiento de los participantes y al nuestro.
En los procesos de toma de decisiones que seguimos las
personas, participan diferentes tipos de factores. No estamos guiados solo por los
principios racionales, sino también por
impulsos y emociones ligadas a los sesgos cognitivos y atajos mentales que
afectan nuestra manera de actuar. Las decisiones no son procesos simples o
lineales, sino complejos
y evolutivos.
Además los seres humanos
somos criaturas de hábito, tenemos tendencia a andar
en modo “automático”, lo cual
provoca que tomemos la mayoría de nuestras decisiones de manera instintiva en
vez de racional. Esta naturaleza automática es lo que hace que, cambiar de
comportamiento sea tan difícil. Tradicionalmente, se busca modificar el
comportamiento de las personas mediante la educación. Sin embargo, lograr que
las personas seamos conscientes de los cambios que debemos hacer, implica
grandes cantidades de tiempo y dinero.
¿Qué
es el diseño del comportamiento?
El diseño del comportamiento es un conjunto de técnicas
usadas con el fin de persuadir de manera intencional y sistemática a alguien, pero respetando sus derechos para que tengan
libertad en su toma de decisión. Aunque como extensionistas puede parecernos
que no lo usamos, aparece subliminalmente cuando diseñamos nuestras
“intervenciones”. Por ejemplo, cuando buscamos la solución a los problemas, al pre
configurar mentalmente los procesos de interacción con otros en función de un comportamiento
esperado, sin olvidar el posible efecto de los condicionantes del entorno,
estamos haciendo uso del diseño del comportamiento.
El concepto y las herramientas han sido creados y perfeccionados
especialmente para el mercadeo (marketing), la publicidad, para la industria del juego, en las redes
sociales virtuales, para regulación de políticas públicas, etc., incluso se
habla y se escribe sobre la existencia de una “economía del comportamiento”.
Cada vez que diseñamos, pre-configuramos. Y si como
producto esperamos cambios de comportamiento, ese diseño incluirá una
pre-configuración del comportamiento. Por ello, la propuesta de este texto para
la tarea extensionista, es advertir
sobre las necesidad de ser conscientes que cuando estemos en situación de
diseño, debemos poder dominar y decidir a conciencia los efectos que dichas pre-configuraciones
modelizantes tienen sobre los actores con los que interactuamos. En nuestro caso, no con la idea de “vender”
un producto o servicio, sino de transformar una realidad.
¿Cómo
afecta el diseño en nuestro comportamiento?
Como planteamos en el inicio de este texto, nuestras
decisiones diarias no están guiadas solo por la racionalidad sino que son fundamentalmente orientadas por impulsos y emociones. Cuando
trabajamos para el cambio, los hábitos y los estímulos juegan una “batalla”
oculta que deberemos develar para que nuestros diseños no afecten a los
participantes con resultados críticos para el objetivo. Veamos algunas
definiciones para poder ayudarnos.
Un hábito se
puede definir como una conducta aprendida que se repite en el tiempo y se
realiza de manera automática, es decir, no requiere mayor raciocinio. Un estímulo es una señal externa o interna
capaz de causarnos una reacción. Esta dupla debe y puede ser identificada en
relación con el problema que nos convoca, pero también necesitamos reconocer e
identificar un tercer elemento que juega un rol central tanto en el diseño como
en el comportamiento: la gratificación.
La gratificación
es la razón por la que el cerebro decide que los pasos anteriores son dignos de
recordar para el futuro. Proporciona un refuerzo positivo para el
comportamiento deseado, por lo que es más probable que vuelva a producir ese
comportamiento en el futuro. La gratificación puede ser tangible o intangible.
Probablemente nuestra tarea como extensionistas muchas
veces tenga que “romper” los hábitos arraigados que impiden los cambios que
buscamos. Para lograrlo sin caer en un diseño que pre-configure subliminalmente
un comportamiento, debemos conocer cómo opera un hábito.
Un hábito opera como un bucle que se refuerza cada vez
que se repite. El bucle de un hábito se compone de tres partes:
A- Señal: Puede ser cualquier
cosa que desencadene el hábito. La señal le dice al cerebro que ingrese en el
modo de procesamiento automático. Si queremos resistirnos a una de esas señales
para romper el hábito, tendremos que hacer un esfuerzo deliberado, de lo
contrario nuestro cerebro seguirá la señal para conseguir la gratificación.
B- Acción: La acción de un
hábito es simplemente el comportamiento que se desea reforzar o cambiar. Estas
acciones pueden ser físicas, mentales (pensamientos) o emocionales (estados de ánimo).
C- Gratificación: Es
la razón por la que el cerebro decide que los pasos anteriores son dignos de
recordar para el futuro. Proporciona un refuerzo positivo para el comportamiento
deseado, por lo que es más probable que vuelva a producir ese comportamiento en
el futuro. También necesitamos diferenciar los dos tipos de gratificaciones
posibles:
C-1 Recompensas:
Una recompensa es la consecuencia positiva inmediata de una acción. Activan y
refuerzan directamente el sistema de hábitos del cerebro ubicado en el
hemisferio derecho.
C-2 Incentivos:
Un incentivo es la esperanza de una consecuencia futura por una acción
realizada hoy. Los incentivos activan las áreas destinadas al pensamiento
crítico (toma racional de decisiones) ubicadas en el hemisferio
izquierdo.
Tomando como ejemplo el hábito de fumar: La señal es la
necesidad del cuerpo para obtener la nicotina, la acción consiste en la acción
de fumar y la gratificación (en forma de recompensa) sería la sensación de
alivio que provoca la nicotina resultado del fumar. Quizás no parezca evidente,
pero todos los hábitos que tenemos, los realizamos porque terminan en algún
tipo de recompensa. Incluso actos cotidianos como cepillarse los dientes por el
efecto de frescura que deja en la boca.
El diseño del comportamiento como condicionante subliminal en la tarea de extensión. https://redextensionrural.blogspot.com/2020/03/el-diseno-del-comportamiento-como.html |
¿Cómo
dominar el diseño de comportamiento?
En la gratificación está la clave. Si nuestro trabajo se
orienta al desarrollo, el
interés deberá estar puesto en mejorar la capacidad de autogestión de los
actores frente al problema que nos convoque.
Si optamos por diseños que usen “señales” que movilicen “acciones”
cuya “gratificación” actúa
inmediatamente como una “recompensa”
reforzaremos un hábito. Si bien puede que dicho hábito sea la antítesis del que
combatimos, será nuevamente un “hábito”.
Cuando nuestro diseño adquiere ésta característica y termina con este tipo de recompensas
estaremos manteniendo la dependencia porque activamos y reforzamos directamente
el sistema de hábitos del cerebro.
Si optamos por diseños que usen “señales” que movilicen “acciones”
cuya “gratificación” sea un “incentivo”, es decir la esperanza de una consecuencia
futura por una acción realizada hoy, estaremos activando las áreas destinadas
al pensamiento
crítico. Solo si esto ocurre, aunque nos obligue a esperar
y esforzarnos en el proceso, estaremos
dando lugar al desarrollo. Solo así se podrá mejorar la capacidad de
autogestión de los actores frente al problema que nos convoque.
Este texto, como muchos otros en este Blog, a primera
vista difícil de digerir, fue diseñado bajo la premisa de convertirse en un
incentivo. Solo intenta poner la mente del lector en modo crítico. No espera
aplausos, solo ofrece apoyo y debate para aquellos que los deseen.
Si estás movilizado con la idea, y aprovechando estas
secuencias de razonamiento te propones diseñar acciones que dominen y dejen por
explícito el diseño de comportamiento usado, tendrás que tener cuidado porque
nosotros como extensionistas, también podemos ser objeto del modo subliminar de
este efecto. Hay extensionistas que diseñan sus acciones solo para lograr
grandes aplausos o el reconocimiento personal…según ellos les va bien, son
estimados y convocados… están preocupados por ser “gurúes” en sus temáticas…
pero no pueden dar certezas de que los cambios que promueven se materialicen en
la gente, y mucho menos, que dichos cambios tengan algún grado
de atribución a sus acciones.
Bibliografía
consultada
Diseño
del Comportamiento Parte I: La metodología que cambia los hábitos de los
usuarios- MAKARENA OLIVERA Septiembre 18, 2019 https://attachmedia.com/
Diseño y comportamiento. Revista de los estudios de
ciencias de la información educación y la comunicación. https://www.uoc.edu/divulgacio/comein/es/numero78/articles/disexo-comportamiento.html
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