Por David Algasibiur (*)
Especial para Extensión para Extensionistas
Lo mismo que une, separa. Lo mismo que separa, une. Igual que un puente. Muchas veces nos pasa desapercibido que cada relación y cada persona que llega a nuestra vida, es una oportunidad para conocernos a nosotros mismos y descubrir cuáles son las polaridades que recrean nuestra vida. Pero ¿sabías que todos los polos, aunque opuestos, son en esencia lo mismo? Todas las paradojas pueden reconciliarse, solo depende del “lugar” desde donde se las mira y de la inteligencia del observador. Aquí van algunas pistas para capitalizar las “polaridades” que suelen aparecer durante la tarea de extensión.
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“De niño me sentía solo, y todavía me siento así, porque sé cosas e insinúo cosas que otros parecen no conocer, y la mayoría no quiere saberlas. La soledad no consiste en no tener personas alrededor, sino en no poder comunicar las cosas que a uno le parecen importantes, o en callar ciertos puntos de vistas que otros encuentran inadmisibles. Cuando un hombre sabe más que los demás se queda solo. Pero la soledad no surge necesariamente en oposición a la comunidad, puesto que nadie siente más la comunidad que el solitario, y la comunidad florece tan sólo allí donde cada individuo rememora su propia singularidad y no se identifica con los demás.” A Jaffé y C. G. Jung (1)
La mayoría de las personas, al estar inmersas en el mundo de la corriente colectiva, no percibe que la vida se desarrolla en un constante flujo de información y que las relaciones que tenemos y las experiencias que vivimos responden a lo que proyectamos, como un espejo. Lo que vemos en el otro, no está en el otro, está en nosotros y tiene que ver con nuestras polaridades. En la “rueda del hámster” (vivir en piloto automático) muchas veces nos pasa desapercibido que cada relación y cada persona que llega a nuestra vida, es una oportunidad para conocernos a nosotros mismos y descubrir cuáles son las polaridades que la recrean.
El Kybalión, de Hermes Trismegisto (2), ubica a este fenómeno en uno de sus 7 principios, llamado Principio de polaridad: “Todo lo manifestado tiene dos aspectos, un par de opuestos con innumerables grados entre ambos extremos. Todo es dual; todo tiene polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y distintos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi-verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”
Todos tenemos diferencias, aunque no todos sabemos respetarlas. Las diferencias nos enriquecen, porque aprendemos del otro y no nos limitamos a vivir con lo que conocemos. Las diferencias nos hacen ser únicos, pero también debemos saber contemplarlas como distintos grados de manifestación de un mismo fenómeno. Todos los polos, aunque son opuestos, son en esencia lo mismo.
A la hora de llevar a cabo nuestra tarea de extensión, nos vamos a encontrar con diversas situaciones en las que una polaridad o una diferencia, puede operar tanto como limitante o como catalizadora de dicho proceso, según si percibimos a esa polaridad como algo que nos une, o como algo que nos separa del otro. Frecuentemente, cuando se presenta una diferencia con otro individuo respecto de alguna idea en particular, la mayoría de las personas, ante argumentos que ponen “en jaque” su visión, se sienten atacadas. Esto sucede porque la identidad (lo que nos representa) se construye a partir de un conjunto de ideas, desde las cuales entendemos la realidad. Entonces, cuando alguna de estas ideas se ve amenazada, lo hace también, en consecuencia, nuestra identidad y nuestra forma de entender el mundo. Este fenómeno, puede operar como limitante si no lo tenemos en cuenta a la hora de diseñar nuestra estrategia de extensión.
La pregunta entonces es: ¿Qué debemos hacer para que la polaridad opere a favor nuestro en la tarea de extensión?
La idea de la “polaridad” nos puede servir para resumir aquellas situaciones que se producen cuando nos encontramos frente a opciones que se nos presentan como dilemáticas: “o es esto, o es aquello”. Al igual que sucede con los polos de opuestos de un imán (+) (-), las diferencias pueden aparecer como irreconciliables.
Lo que no solemos tener en cuenta en nuestra vida cotidiana, es que además de verlos como excluyentes, también podemos considerar que los polos se complementan, ya que si no existiese alguno, el otro tampoco lo haría, porque éstos se definen el uno al otro. Una mujer no sabría que es mujer si no existiera el hombre; la luz no sería tal, si no existiese la oscuridad; la vida no tendría esencia si no existiese la muerte.
En nuestra labor de extensión, al relacionarnos con otros indefectiblemente manifestaremos polaridades, que han de equilibrarse en un proceso llamado homeostasis. Ésta es una propiedad que tienen los organismos vivos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior. Nuestro posicionamiento influye y determina el de los demás. Por ejemplo, tu grado de sometimiento influirá en el grado de dominación de quien te rodea, tu grado de responsabilidad podrá influir en la irresponsabilidad de otros, etc… Equilibrando tus polaridades puedes influir y alterar el posicionamiento del sistema.
Tenemos la capacidad de ver las diferencias de las partes, así como el todo que forman esas mismas partes. Si solo alimentamos una de estas capacidades, si solo ejercitamos una concepción de la realidad, puede que nos encontremos limitados a la hora de llevar a cabo nuestra labor como extensionistas. Porque es tan importante ver la riqueza de las diferencias, como la diversidad de la unidad, ya que ambas son cualidades cognitivas innatas del ser humano.
Cada uno de nosotros, con nuestras particularidades, poseemos una pieza única de un mismo puzzle. Está en uno elegir si juntar nuestra pieza con las de los demás para construir entre todos el puzzle, o utilizarla para pelearnos entre nosotros porque las piezas de otros son diferentes a las nuestras.
Superar la ruptura de la dualidad entre la parte y el todo, redescubriendo nuestra capacidad de concebir el mundo desde la diversidad de la unidad, nos conducirá, sin lugar a dudas, a catalizar nuestra tarea de extensión, de manera que podamos percibir a las diferencias como complementos, y no como excluyentes. La opción y la voluntad individual o colectiva para lograr dicho cometido, es nuestra.
Apostar por el “encuentro” y no por el “control” es un camino para
lograrlo. Entender que las polaridades que nos perturban son el resultado de
nuestro propio accionar, es la estrategia.
Bibliografía
citada:
(11 Recuerdos, sueños, pensamientos - 1961 - Libro de
Aniela Jaffé y Carl Gustav Jung
(22 El Kibalión: Los 7 secretos – Camino al ser. Hermes
Trismegisto https://www.caminosalser.com/i674-el-kybalion-los-7-secretos/
(*) David Algasibiur es estudiante avanzado en la Facultad de Agronomía de
la UNR Ayudante ad-honorem en la Asignatura Taller III Sistemas de Producción
Agropecuarios. Una manifestación clara de que el pensamiento crítico es
realidad y no solo una esperanza a futuro. Gracias David por sumarte al Blog.
A. Gargicevich.
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"Superar la ruptura de la dualidad entre la parte y el todo, redescubriendo nuestra capacidad de concebir el mundo desde la diversidad de la unidad, nos conducirá, sin lugar a dudas a..."
ResponderEliminarCuanto potencial e infinitos finales posibles.
Felicitaciones! salud por David, salud por Taller III y salud por el pensamiento crítico que inculca.
Muchas gracias en nombre de Extensión para Extensionistas y de David. Compártelo si crees que estas ideas pueden ayudar a otros...sigamos EN-RED-ANDONOS
EliminarBuen Día Felicitaciones por tu artículo. Comparto tu opinión. Quisiera decir que debemos fortalecer la autocrítica. Si no podemos mirarnos interiormente no podremos reflexionar y aceptar lo diferente. Gracias Orlando
ResponderEliminarGracias Orlando por tu comentario. Es real lo que indicas, tenemos que ser valientes con nosotros mismos!
ResponderEliminarMAGNÍFICO! Gracias
ResponderEliminarGracias por el comentario. Nos alegra se de utilidad.!
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