Nuestra tarea de extensión en las organizaciones muchas veces está sometida al rigor
de los productos. Es necesario tener productos y sobre todo indicadores que
den cuenta de la tarea. Un ritual de la cultura del final al que muchas veces
nos sometemos sin sopesar sus consecuencias.
¿Cuál es la gota que rebalsa el vaso?
¿Es la última?
La respuesta podría ser si, o también no. La última gota lo
rebalsa porque hubo muchas otras antes que lo llenaron.
Lo mismo sucede con los
aprendizajes y con los cambios por los que trabajamos
desde la extensión. Estos no comienzan cuando se los visualiza, sino mucho
antes. Si algo finalmente sucede es, fundamentalmente, porque el proceso que le dio forma no se detuvo.
El producto de la tarea de extensión es algo necesario, pero debemos ser consientes que siempre ocurre después de un proceso. Hacia allí es donde necesitamos mirar detenidamente si queremos mejorar nuestra tarea. Revisando el diseño de nuestros proyectos para focalizárnos también en aquellas gotas que contribuyen a llenar el vaso. Teniendo suficiente cuidado de no centrarnos solo en la precisión y el control del proceso, porque si así lo hacemos podemos afectar la efectividad.
Es que cuando solo buscamos obtener y nos olvidamos de dar, nos perdemos la magia que tienen los procesos. Por el contrario, cuando más nos involucramos y nos brindamos en los procesos, más cosas suceden y más cosas nos llevamos.
Prestar mayor atención a los procesos es una
buena palanca para el cambio. Entiendo que tal vez no fuimos formados para eso, y que una sociedad exitista nos dificulta este camino. Pero no es difícil cambiar la perspectiva, se
puede si se reconoce la necesidad. Por supuesto será todo un proceso…
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cómo estamos con las tecnologías, las redes y esas cosas! felicitaciones por el blog.
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