Si alguna vez te ha tocado promover un cambio
de manera participativa, no tendré que explicarte lo difícil que es. Todo
cambio es complejo, en especial si requiere desarrollar acciones conjuntas entre
varios actores. El poder, la legitimidad y la urgencia como atribuciones variables,
definen la posición de cada actor frente al cambio. Reconocer dichas
atribuciones y saber cómo varían cuando nos transformamos en actores activos
para el cambio, te ayudará en la tarea de facilitador de procesos
participativos.
Las personas no siempre asumimos los mismos roles, funciones y
atribuciones ante una situación de cambio. Éstos varían según la situación, en ocasiones
somos los que detentamos el poder para lograrlo, en otras somos los más urgidos
para que el cambio ocurra, y otras veces somos los más indicados para lograrlo.
Poder, legitimidad y urgencia son atribuciones diferentes y muy variables en
los actores frente a cada situación de cambio.
Un actor será poderoso si tiene la capacidad
de imponer la propia voluntad o tiene la suficiente habilidad para influir sobre
la acción de otros actores y producir los resultados deseados. Tendrá
legitimidad cuando se acepte que es una persona que posee la información
adecuada y sus acciones son respetadas y admitidas con cierto grado de consenso
y acuerdo. Será un actor urgido por el cambio, cuando presione tratando de conseguir la atención
para que el mismo ocurra basándose en sus reclamos, intereses, objetivos, etc.
Estos tres atributos son socialmente
variables, socialmente construidos, y pueden ser poseídos con o sin conciencia.
Un mismo actor puede variar su atribución en función de la situación de cambio
en la que se involucre. También puede darse la situación de ostentar más de un
atributo, dando origen a combinaciones de los mimos. En el caso de que no se lo
pueda asociar con ninguno, quedará claro entonces que no es un actor activo para
ese cambio. Conocer la atribución de cada actor nos permitirá entender cómo
puede ser afectada la acción conjunta entre ellos y ayudar a que los cambios ocurran.
Así es posible caracterizar a los actores activos
para el cambio en siete categorías claramente diferenciables. 1- Aquellos actores
que poseen poder, pero no legitimidad ni urgencia, serán actores “durmientes” para el cambio, saben que
tienen la opción de oro para lograrlo y descansan sobre la misma. 2- Los
actores legítimos, pero sin el poder y la urgencia para lograrlo, son más bien
“discretos” frente al cambio, no
necesitan sobresalir dado que cuentan con el reconocimiento y saben que en el
caso de ser necesario, alguien les tocará a sus puertas. 3- Aquellos a los que
les urge que las cosas cambien, pero no cuentan con la legitimidad que les
otorgan los demás ni con el poder para lograrlo, serán los actores “demandantes”, se ocuparan de mantener
activa la llama para que el cambio ocurra.
De la interaccione de estas tres primeras categorías surgen cuatro nuevas opciones combinadas a tener en cuenta. 4- Si frente a un cambio, un actor es a la vez poderoso y está urgido de que ocurra, pero carece de legitimidad, se transformará en “peligroso” para el propio proceso participativo. Su accionar afectará de una manera crítica al resto, él será quien quiera y pueda lograr el cambio más allá de la opinión de los demás actores. 5- Aquel actor que tenga el poder y la legitimidad se convertirá en “dominante” en el proceso participativo para el cambio. Podrá manejar los hilos afectando la participación, las interacciones pasarán por él y al no tener urgencia podrá administrar el proceso por ejemplo según sus tiempos. 6- Si un actor posee legitimidad y urgencia, pero no tiene poder para impulsar el cambio se convierte actor “dependiente. Su participación de seguro ocurrirá pero estará supeditada a otros. 7- Por último, aquel actor que disponga de manera equilibrada las tres atribuciones principales, poder, legitimidad y urgencia, será un actor claramente “definido” para el proceso participativo de cambio.
Caracterizar a los actores activos para el
cambio en función de su poder, legitimada o urgencia nos permite conocer cuáles
son los que se sumarán solos al proceso, cuáles deben ser sumados y cuáles
pueden dificultar la tarea. Con esta información, el facilitador del proceso
participativo dispondrá de un paso inicial para mejorar su plan de acción.
Sobre esta base podrá disparar decisiones proactivas que mejoren su tarea de
apoyo.
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te ayude a caracterizar la tendencia de los actores en un proceso
participativo, me escribes y te la envío por correo electrónico. El resultado
que obtengas con ella solo te dará una tendencia de los actores, propia y
específica del proceso en el que la apliques. Para que el cambio ocurra deberás
luego seguir un trabajo particular de decisión de acciones. Así tu tarea podrá
ser más efectiva.
Bibliografía consultada.
-
Holger Nauheimer. Change Management Toolbook
- Engel P. G. H. y M. Solomon. 1999. Facilitando
Innovación para el Desarrollo. Una caja de recursos para la ERSICA. RIMST.
Chile.
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