Por Mauro Grassi (a)
Frente
a escenarios complejos, inciertos y disruptivos, el enfoque tradicional de la
experiencia como producto puede paralizarnos. Nadie la tendrá. En
cambio, si la pensamos como un acontecimiento que se presenta a manera de un
nuevo comienzo en el devenir. Si reconocemos su carácter situacional
y singular para el aprendizaje. Si logramos recuperar su sentido hermenéutico,
haremos de la experiencia una herramienta de cambio que no discrimina. Aquí
dejamos algunas pistas para transitar a tu manera este giro en el enfoque de la
experiencia, aunque la propuesta te pueda sonar compleja, incierta y
disruptiva.
La pandemia del COVID-19 ha tenido fuertes impactos en los sistemas
organizacionales. Ante la necesidad de sostener algunas de las instancias
habituales de actuación en terreno, muchas organizaciones de la extensión han
elegido como instrumento de abordaje al protocolo. Representando el estilo
normativo que nos deja más seguros y tranquilos para operar, toda vez que nos
acerca más a las estrategias de control. Por ejemplo armamos protocolos para la
actuación de los extensionistas y también protocolos para ser puestos en
práctica por los distintos actores sociales del territorio con los que este se
vincula.
Una lectura crítica de esta modalidad, nos invita a pensar la manera en
que las organizaciones dedicadas a la extensión, abordan en particular los
escenarios complejos, inciertos y disruptivos.
La táctica de “ponerle protocolo a todo” expone las marcas de racionalidad (1) propias de los sistemas organizativos, en especial los institucionalizados. Dicho de otra manera, en la Extensión, la incertidumbre como acontecimiento, es sometida a las lógicas imperantes, siendo cincelada, moldeada a formas planificadas, controladas y simplificadas. Desde esta mirada podemos decir que la extensión está protocolizada desde hace mucho tiempo. Los Manuales de Buenas Prácticas, los Proyectos de los institutos o entes públicos o privados, son ejemplos claros de la fuerte lógica organizativa/normativa antes descripta. El paradigma de la simplicidad exige pureza y definición absoluta; no consiente la mixtura, la irregularidad, la ambigüedad ni la transformación (2).
En tiempos donde la pandemia del COVID-19, es vista como una guerra,
cuyo enemigo debe ser derrotado, nos invita a reflexionar sobre el peligro que
concierne sostener esta mirada. No todos los escenarios de complejidad son
pandemias y tampoco podemos asociar lo complejo, con un enemigo a vencer.
Hoy transitamos una revolución permanente en el campo del conocimiento,
y no solo en las ramas de saber ya conocidas, sino en nuevos espacios
disciplinares, interdisciplinares e incluso transdisciplinares. Además la
prescriptibilidad de los saberes, en todos los planos de la ciencia, es alta ya
que los mismos son rápidamente
desterrados por nuevos avances poniendo en evidencia parte de la crisis del
sistema de capacitación formal e informal que, con sus rígidas estructuras,
ven cada vez más dificultada la
posibilidad de ofrecer una educación en relación a estos cambios.
Es por ello que ante la necesidad de un cambio de enfoque a la hora de
abordar escenarios complejos en las organizaciones dedicadas a la tarea de
extensión, será interesante repensar estos procesos
desde la experiencia. La misma,
pensada como acontecimiento, se presenta cada vez como un nuevo comienzo en el devenir, reconociendo el
carácter situacional y singular del aprendizaje, y que además
recupera su sentido hermenéutico.
Analicemos ahora cada una de estas perspectivas de análisis.
LA EXPERIENCIA DESDE UNA PERSPECTIVA DEL COMIENZO
¿Cómo abordar la extensión en los contextos actuales de producción y
revisión permanente de saberes? ¿Cómo hacerlo cuando el cambio es irruptivo e
incierto, cuando los territorios son diversos, cuando la complejidad domina el
horizonte?
Abordar escenarios complejos conlleva
la necesidad de gestar nuevas cartografías, y sobre todo nuevas formas de
cartografiar..., necesitando
...inventar otros instrumentos conceptuales y crear nuevas herramientas que nos
permitan navegar territorios móviles y espacios multidimensionales
(2). Se
trata de un viaje en el que se hace una experiencia, la de una confrontación
con lo extraño, la que consiste, también, en escapar de las identidades fijas e
inmutables(4). Las experiencias estarán allí delante, siempre adelante, relanzando
en el viaje nuevos comienzos.
Sin embargo, para la mayoría, la experiencia es vista como un estado
posible luego de un determinado recorrido. Como una consecuencia de atravesar
determinados sucesos o situaciones, donde obtenemos conocimientos o saberes en
relación al tema, entendiendo el
aprendizaje como un producto. Por eso es común pensar que la experiencia solo
es un producto acumulable en
las personas ¿acaso cuando buscas un plomero no lo haces en
función de su experiencia? En realidad el plomero también tiene la capacidad de
enfrentarse a situaciones nuevas o desconocidas. Y eso también es una mirada
alternativa para capitalizar la “experiencia”. La experiencia también se
caracteriza por la capacidad de enfrentar situaciones desconocidas. Por ello,
también es necesario abordar otra significación del término, ya no como
resultado, sino como comienzo (1).
Este cambio en la perspectiva de la experiencia, no es menor, ya que afecta a la práctica de extensión en dos sentidos. Por un lado, al pensar la experiencia sólo como producto, se transforman las acciones de extensión en prácticas excluyentes. Quien no “posee” la experiencia queda fuera del proceso. Mucho peor aún es cuando esa visión de la experiencia como producto, se encuentra centralizada en el extensionista. Si eso ocurre los habitantes del territorio son puestos en posición de receptores y no de actores, y el proceso se aleja del desarrollo y se acerca a la asistencia técnica. En contraposición, pensar la experiencia desde una perspectiva del comienzo, transforma las acciones de extensión en prácticas habilitantes, ya que se focalizan en el proceso de cada actor, con su singularidad.
Por otro lado, una concepción tradicional de la experiencia,
generalmente transforma a la extensión en una práctica de repetición, de lo ya experimentado, de la experiencia
ya vivida, pasada. La opción de cambio a esta perspectiva es reposicionar a la
extensión como práctica de
transformación. Desde allí el extensionista, deja de ser un relator de la
experiencia registrada, tomando el rol de “guía” en el viaje personal de los
actores del territorio.
LA EXPERIENCIA DESDE LA PERSPECTIVA
SITUACIONAL Y SINGULAR
La experiencia desde la perspectiva situacional, rescata el hecho de
que entendemos las cosas
experimentándolas de forma corpórea, relacional: en situación. Comprendemos a
partir de nuestros cuerpos, a través de las relaciones que establecemos con los
demás y de las formas a través de las cuales nos ponemos en contacto con los
objetos del mundo. (4).
Desde una mirada tradicional, aquellas acciones de extensión que se
valen de la experiencia a partir del relato, donde los extensionistas,
explican, cuentan, describen, acerca de una experiencia, reducen la
corporalidad a lo que los sentidos nos permitan interpretar en ese sitio y
momento . En otras palabras, aquello que
se dice y que se explica, remite a lo que está fuera, pero no es la misma clase
de experiencia (4).
Además, los procesos por medio de
los cuales las personas dotan de significación a los acontecimientos que ellas
viven, son absolutamente singulares,
más allá de que ejerzan un papel fundamental elementos de orden social como el
lenguaje y la cultura que cada persona haya podido apropiarse. (4) Es decir
que el relato puede ser único, pero las interpretaciones serán múltiples.
Recuperando el eje central de este artículo, en relación a la
experiencia, los sistemas de extensión muchas veces “desnaturalizan” aún más lo
situacional de la experiencia, porque lo que se relata, además es un recorte de
lo regular de los acontecimientos “vividos/pasados”.
Es decir, el extensionista normalmente trata
de fijar en la experiencia lo que en ella hay de regular, estable y
repetible,... bajo el supuesto... que
nos capacita para repetir una secuencia futura y reproducir así un determinado
tipo de efectos previsibles (4). Sin embargo, las situaciones son el espacio y el tiempo en los que vivimos,
pensamos, actuamos, nos relacionamos, nos experimentamos como seres corpóreos.
No hay, ni podrá haber nunca, una especie de “situación en general” o “en
abstracto (4).
Los sistemas de extensión deberán recuperar el carácter “poiético” de
los proceso de formación, y minimizar su frecuente impronta “retórica”, en
especial si se está trabajando para el desarrollo, definido no por lo que una
persona o territorio tiene , sino por lo que puede hacer con ello.
LA EXPERIENCIA DESDE UNA
PERSPECTIVA HERMENÉUTICA
Tradicionalmente podemos asociar la palabra hermenéutica, en referencia
al dios griego Hermes, el mensajero
de pies alados. Hermes transmitía aquello
que los hombres no podían entender, era el mensajero del destino de la
humanidad, el encargado de conducir a los hombres hacia la comprensión (7).
En sentido metafórico, dentro de los sistemas de extensión, Hermes puede ser
representado por los extensionistas, llevando a los actores del territorio a la
comprensión (interpretación) del mundo.
Sin embargo, en los tiempos actuales, pensamos en términos de saberes socialmente significativos y no en
verdades universales y eternas. Aprender ya no es sinónimo de apropiación
pasiva de esencias inmutables sino una actividad poiética, es decir, productiva
y creativa en la que estamos involucrados como sujetos sociales que conviven en
instituciones que a su vez, están en interacción con un medio ambiente en
permanente transformación (8). Hoy en día en
el mundo-red diverso y complejo ya no es transformador seguir apostando a
esquemas mecanicistas y estandarizados ya que cada situación en particular en
el territorio permite múltiples lecturas para repensar y construir una nueva y
peculiar experiencia. En otras palabras,
los abordajes de la complejidad expanden, multiplican, sutilizan, diversifican
las perspectivas, las modalidades de
producción de sentido, los modos de interacción de manera tal que insuflan
sentido y desachatan los mundos planos de la visión analítica positivista
(8). Un esquema mecanizado y estandarizado no es operativo para el actual
estado de complejidad y enredamiento que nos ofrece el mundo actual. Porque donde se presenta un “contexto hermenéutico”
surgen problemas de significación y sentido (1).
GUÍA DE OPCIONES PARA EL CAMBIO
DE ENFOQUE SOBRE LA EXPERIENCIA EN LAS PRÁCTICAS DE EXTENSIÓN
La experiencia como un elemento irruptivo en la tarea de extensión,
frente a un abordaje complejo como el que nos exige el mundo actual, no puede
ser tomada como algo envasado, preconfigurado
y constituyente imprescindible para el diseño de protocolos. Si así lo hiciéramos
perderíamos su carácter de nuevo, situado-singular y hermenéutico.
La propuesta es que hagas tu propia “experiencia”, desde el inicio, para
revisar si consideras necesario desde qué paradigma te estás valiendo de la experiencia.
Para poder movernos de esta visión predominante, simplista y
mecanicista de la experiencia, a continuación se ofrece un aporte procedimental
para comenzar a tirar del hilo, que
puede ayudar a desandar los esquemas tradicionales de abordaje y
aprovechamiento de la misma. Para innovar, se sugiere identificar cual es la
pre-comprensión modelizante que cada uno tiene de la experiencia, en cada una
de las dimensiones de análisis que se ofrecen, y tomar las decisiones de cambio
necesarios para un diseño de procedimientos de apoyo al desarrollo que, desde
las acciones de extensión, recupere esta
mirada alternativa de la experiencia.
PRE-COMPRENSIONES MODELIZANTE DE LA EXPERIENCIA DESDE LOS PARADIGMAS DE LA SIMPLICIDAD Y LA COMPLEJIDAD EN LA TAREA DE FORMACIÓN
Dimensiones de análisis. |
LAS EXPERIENCIAS |
|
DESDE LA SIMPLICIDAD La experiencia como algo pre-configurado,
descontextualizado, unívoco. |
DESDE LA COMPLEJIDAD La experiencia como algo inicial, situacional, hermenéutico. |
|
La tarea de extensión |
Materializadas en la
repetición de saberes, contenidos, prácticas, etc. |
Materializadas en la
transformación de saberes, contenidos, prácticas, personas, etc. Es una
praxis en sí misma. |
Saberes |
Se adquieren con el
tiempo. Son un producto, un
resultado. Centralizadas en la
visión del extensionista. |
Se adquieren en el
proceso. Permite permanentes
nuevos comienzos. Horizontalizada en los
actores involucrados. |
Poder frente a la
vinculación. |
Conduce el proceso,
explican, relatan, muestran el “cómo”. |
Actúan como guía.
Sirven para aprender y activar procesos. |
Contexto |
Focaliza en lo
regular, lo repetible y extrapolable. Es independiente de
tiempo y espacio. |
Focaliza en lo
singular, el carácter único e irrepetible, lo situacional. Es en relación a
tiempos y espacios. |
Vínculos donde
aparece |
En lo que se dice, se
relata, se escribe, se describe. |
En lo que se vive, lo
que se corporiza, lo que se vivencia. |
Aprendizaje |
Se aprende de manera
individual. Los procesos son
cerrados. Interpretaciones
únicas. |
Se aprende en relación
con otros. Los procesos son
abiertos. Múltiples
interpretaciones. |
Sin lugar a dudas el COVID-19 como acontecimiento, por su magnitud e
impacto, ha tenido, y sigue teniendo repercusiones sanitarias, pero además, en
todos los sistemas preestablecidos.
En este sentido, las organizaciones dedicadas a la formación y
extensión pueden encontrar en la pandemia una oportunidad para entender la
experiencia que nos ofrece este acontecimiento. Entender la experiencia como un
nuevo comienzo, en el abordaje de la complejidad que se presenta como irruptivo, singular, situacional, que obliga
a repensar las significaciones y sentidos. No se puede negar que estos
elementos deben estar en las banderas que defienden estas organizaciones para
el devenir ante una modernidad que se desdibuja cada día más.
(a)
Ing. Agr. Docente Taller III Sistemas de
producción agropecuarios. Facultad de Ciencias Agrarias – UNR-
BIBLIOGRAFÍAS CITADAS.
(1) Massoni, Sandra. Metodologías, técnicas y herramientas de la
investigación enactiva en comunicación: Análisis y prescripción mediante marcas
de racionalidad comunicacional.
http://www.redrecor.org/uploads/2/3/8/8/23889360/investigacionenactiva_sandramassoni.pdf
(2) Najmanovich, Denise. El desafío de la Complejidad: Redes,
cartografías dinámicas y mundos implicados.
Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela. Utopía y Praxis
Latinoamericana, vol. 12, núm. 38, julio-septiembre, 2007, pp. 71-82.
(3) Najmanovich, Denise. Del control al encuentro en tiempos de
pandemia, Videocharla: http://denisenajmanovich.com.ar/?p=2618
(4) Bárcena Orbe, Fernando;
Larrosa Bondía, Jorge; y Mèlich Sangrá,
Joan-Carles . Pensar la educación desde la experiencia. Revista portuguesa de pedagogia. Año 40-1,
2006, pág. 233-259.
(5) Mèlich, Joan-Carles. El trabajo de la memoria o el testimonio como
categoría didáctica. Universitat Autónoma de Barcelona. Debate. 2006. pág.
114-124.
(6) Bárcena, Fernando. El aprendizaje del comienzo. Variaciones sobre
la educación, la creación y el acontecimiento. Educación y educadores. Facultad
de Educación. Universidad de la Sabana. Vol. 5. pág. 39-91.
(7) López, Luis. La hermenéutica y sus implicaciones en el proceso
educativo. Sophia, Colección de Filosofía de la Educación, núm. 15, 2013, pp.
85-101. Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, Ecuador. 2013.
(8) López Segrera, Francisco. Escenarios mundiales de la educación
superior: análisis global y estudios de casos - 1a ed. - Buenos Aires : Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO, 2006.
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Sería interesante proponer una situación, una experiencia, por ejemplo una nueva variedad de comino que desarrolló el INTA y cómo operan esas dimensiones de análisis....qué dato de la realidad, qué indicador... me muestra que se trata de "simplicidad" y qué "complejidad"
ResponderEliminarInteresante sugerencia. Trasladaré la pregunta al Autor. Y por supuesto, cualaquier persona de INTA puede en este mismo espacio hacer esta reflexión que se pide.
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