Si trabajas propiciando
estructuras organizacionales para apoyar el desarrollo, te habrás preguntado
alguna vez: ¿Por dónde sería más efectivo iniciar la tarea? ¿Dónde conviene
invertir más energías? Si abordamos las dimensiones más próximas a los acervos
ideológicos de los participantes, tendremos más oportunidades de producir
grandes cambios con menores esfuerzos. Impulsar los cambios desde los valores y
las creencias que sostienen los participantes, en lugar de concentrarnos sólo en
los comportamientos y los resultados, hará más efectiva y sostenible tu tarea.
Cambia el foco de atención al elegir las dimensiones organizacionales que debas
desarrollar, corre tu mirada hacia los valores !!
Todos los cambios vienen siempre
“de la mano” de las personas. Y todas las personas acarreamos en nuestras vidas
un legado de valores y creencias que fuimos “moldeando imperceptiblemente” con
el tiempo según los diferentes entornos en los que nos ha tocado habitar. Los
valores son aquellos principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una
persona, a una acción o a un objeto, y que se consideran típicamente positivos,
o de gran importancia por un grupo social. Generalmente se expresan en palabras
que representan cualidades personales o aspectos de la vida. Por ejemplo, el
honor, el respeto, la generosidad, puntualidad, etc.
Los valores tienen al menos 3
características comunes básicas:
A-
su significado es subjetivo, es decir
depende de cada uno, de sus experiencias de vidas, de sus creencias personales.
Lo que yo entienda por “justicia” puede ser muy diferente a lo que tú conceptualizas.
B-
No tienen un significado estático. Dependen
de las experiencias de vida de cada uno, y como estas evolucionan, los
significados también evolucionan. Por eso, la amistad no representa lo mismo
para ti ahora que cuando tenías 10 años, ni entiendes la salud igual antes y
después de superar una enfermedad grave.
C- Los valore no son algo “que se tenga” o “no
se tenga”. Todos los seres humanos “tenemos” todos los valores, porque todos
significan algo para nosotros y por lo tanto tenemos una relación con ellos. Lo
que en realidad ocurre es que los valores están más o menos presentes en tu día
a día, o son más o menos importante en este momento de tu vida: incluso una
persona “egoísta” tendrá el valor de la “generosidad” aunque no lo exprese o
use.
Por cierto los valores se
cultivan. Nuestro cerebro contiene “archivos” de valores que fueron completados
y reafirmados con las vivencias. Algunos archivos son más completos y ricos y
otros pueden que sean carpetas vacías…pero posibles de completar.
Las creencias son el segundo
componente que necesitamos conocer para mejorar nuestros diseños de trabajo.
Las creencias son representaciones que los seres vivos usamos para alejarnos de
las incertidumbres que nos irritan. Las incertidumbres nos preocupan, por eso necesitamos
de la “certidumbre” para actuar y poder ejercer la autonomía que nos permita
sostener nuestra existencia y co-existir en sociedad. Dado que en este mismo
blog hemos abordado el tema de las creencias oportunamente, para aquellos que
deseen conocer cómo operan y cómo hacemos los humanos para fijarlas y lograr
certidumbre, los invitamos a leer 4
métodos para fijar creencias . Para este análisis basta con decir que las
creencias son en parte el resultado de los valores que cultivamos en nuestras
vidas, y que por lo tanto esta vinculación resultará esclarecedora a la hora de
definir el orden de prioridades de las dimensiones de análisis a considerar en
un proceso de apoyo al desarrollo.
Valores y creencias constituyen
nuestro acervo ideológico como personas. Nos definen, nos vinculan y nos activan
en sociedad. Por ello, cuando trabajes para hacer sostenible un proceso de
desarrollo impulsando el compromiso, será valioso también “mirar” estas
dimensiones en el interior de las personas que participan.
¿Cómo se relacionan estas dimensiones organizacionales en un proceso de
desarrollo?
El desarrollo no se define por lo que una persona o un territorio o un programa tienen, sino por lo que se puede hacer con lo que se tiene. Trabajar para el desarrollo implica diseñar acciones que mejoren las capacidades para satisfacer necesidades. El foco no estará puesto en el resultado sino “en la capacidad” para lograrlo. Como sabemos, es un camino muchas veces incierto pero necesario, donde algunos aspectos serán previsibles y comprobables, pero otros no, debiendo predisponer nuestro espíritu a las sorpresas. Como cuando abrimos una manzana, podemos contar sus semillas, pero nunca las manzanas de los árboles que las mismas encierran. Pero incluso en este panorama con final abierto, podremos mejorar nuestra atribución en el cambio si elegimos bien por donde comenzar la tarea.
Es probable que, si te mueves
hacia la izquierda de la gráfica, sientas que entras en terrenos poco
explorados, en el que quizás no te sientas capacitado para dominar, o creas que
es atribución excluyente de especialistas o psicólogos, o pienses que son
espacios interiores “fijos” y que no se pueden cambiar, o que están fuera de tu
alcance. Si eso ocurre recuerda y observa el valor de los “vectores” A y B para
encontrar el impulso (o la ayuda externa) para
encarar primero estas dimensiones en el proceso. Mira el gráfico y
observa: un pequeño cambio a nivel de los valores “A”, conducirá un cambio
importante en los resultados “B”.
Cuanto más a la izquierda te
aventures, mayor capacidad para apalancar el proceso tendrás. Si la causa de
los malos resultados está profundamente arraigada en los acervos ideológicos
(valores-creencias), más difícil de conseguir o más efímeros serán los
resultados y el impacto del proceso. Los
ámbitos donde se cambia la mentalidad es donde existen las mayores
oportunidades para una mejora significativa y duradera de los resultados.
Herramientas
Si deseas comenzar a explorar esta
idea en el diseño de tus procesos de apoyo tendrás que explorar los valores de
los participantes para entender como potenciar los resultados que buscas. Aquí
te dejo enlaces a algunas herramientas que pueden ayudarte en la tarea.
El modelo
de identificación de valores puede ayudarte por su simplicidad en la
exploración de los valores de cada participante. Un ejercicio de indagación
individual luego puede dar una tendencia para el grupo y comprender que
sostendrá (o no) el cambio que se busca. Si orientas los valores en relación al
tema problema que los convoca, la indagación será más precisa.
Si deseas una herramienta más
lúdica, tienes El
valor de los valores. Una
herramienta divertida que ayuda a los niños y adultos a identificar,
jerarquizar y alinear sus valores personales y compartidos en un entorno
propicio a la reflexión.
BILBLIOGRAFÍA CONSULTADA
https://www.linkedin.com/pulse/transforming-mindsets-what-drive-anthony-greenfield/
Métodos para descubrir “valores”
https://viviralmaximo.net/valores-personales/
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