Si intentas
modificar o cambiar algo solo sobre la base del discurso deberías recordar
esto. Las distancias entre lo que pienso y lo que la gente entiende de mis
ideas pueden ser abismales.
La capacidad de
la escucha “activa” se está convirtiendo en un valor escaso. Inmersos en un
entorno de “infoxicación”, cada vez con más frecuencia optamos por “suponer”,
antes que conectarnos enactivamente.
En este post
encontrarás algunos datos útiles y algunas sugerencias, para pensar estrategias
metodológicas que te ayuden a correrte del discurso, como opción central para
la trasformación. Una situación muy frecuente que nos deja muchas veces en el
terreno de las frustraciones.
"La madre de la frustración es la expectativa"
Esta conocida frase, bien puede ser aplicada a los procesos
de comunicación. Cuando nos comunicamos, aunque la mayoría del tiempo no lo
racionalizamos, ponemos
en juego una expectativa. La expectativa de “cubrir un hueco” de
información.
Pero las dimensiones y características de ese “hueco”, por cierto
imaginario, normalmente no entra en la negociación entre las partes que se
ponen en contacto en el acto comunicativo. Y es que no muchas veces se concibe
a la comunicación como un acto de negociación de sentidos. Una negociación que
opera en varias
dimensiones a la vez, no solo desde la dimensión informativa.
La comunicación es un espacio relacional para la transformación mutua, y no un mero acto de información.
Si al desarrollar una comunicación, solo ponemos el foco en
la dimensión informativa, para completar un hueco imaginario, quedaremos en un
territorio minado por la expectativa. La expectativa de que no haya diferencias
entre lo que pienso, lo que puedo poner en palabras, lo que comunico a otros, y
lo que los otros entiendan. Un derrotero en el que las diferencias crecen a
medida que nos alejamos de lo que reside en nuestra mente.
Si la comunicación es mediada principalmente por la palabra,
tenemos la tendencia a suponer que el “otro” entenderá lo que tengo en mi
cabeza y reaccionará acorde a nuestro parecer. Esa expectativa
prejuiciosa termina alejándonos, frustrándonos cuando no ocurre lo que
pensamos. Nos deja en un terreno de ignorancia, en el que no podemos
explicarnos por qué no nos entendimos. Y es que como dicen, el “prejuicio muchas
veces es el disfraz de la ignorancia”.
Para revertir este estado de “ignorancia” debemos primero
reconocer que la “comunicación” es un espacio relacional para la transformación
mutua, y no un mero acto de información. Ser conscientes de que es un proceso
en la acción, que se va transformando mientras ocurre, obliga a estar en un
“tono” de atención activa, que reconozca y reaccione frente a las
modificaciones constantes que se dan en el proceso. Nada simple, pero nada
más efectivo si queremos reducir
las brechas entre lo que pienso, lo que digo, lo que se acuerda y lo que se
entiende.
Por cierto, en este texto están “ocurriendo” esas
diferencias. Soy consciente de ello, pero lo hago como un disparador que nos
permita iniciar algún espacio de transformación mutua. El silencio me dejaría
en un espacio de seguridad que no me permitiría avanzar. Prefiero exponerme.
Quedo a la escucha de tu visión en comentarios.
La comunicación activa requiere un cambio de patrones de acción.
Para valernos de la comunicación activa debemos dejar
de lado los supuestos que imaginamos al comunicarnos y entrar en el entorno
de las negociaciones de sentido. Dejar de pensar que la otra persona tiene que
interpretar lo que yo espero de ella. Por ello será central que en el proceso
de comunicación seamos capaces de marcar nuestros límites en relación con el
tema, y conocer y respetar los límites de los demás.
Cualquier acuerdo o negociación de sentido solo se
circunscribirá a eso, y no tenemos que caer en el supuesto de que todo el
proceso que nos permitió a nosotros lograrlo, habrá ocurrido de la misma manera
en la otra persona. Somos sujetos individuales, y por tanto diferentes en
historia, valores, cultura, deseos, experiencia, etc. Y estas diferencias son
un elemento central para entender lo que ocurre en la comunicación.
La consideración del “otro” en el proceso de negociación de
sentidos (comunicación) es la clave para focalizarnos en la acción durante el
proceso de intercambio. Entender que está ocurriendo en ese acto, qué
dimensiones están en juego, nos permitirá adecuar nuestro aporte en el proceso.
Deberemos
valernos de la “empatía” y proponerla como estrategia entre todos los que
participamos de ese espacio de negociación de sentidos.
La comunicación activa es una forma diferente de abordar la
comunicación que nos obliga a poner el “foco” de atención en el proceso, mucho
más que en el contenido (información) que nos reúne. Una forma de estar
presentes y atentos a las recciones y acciones (enacción). Porque lo que allí
va ocurriendo, afecta el proceso y muta a cada instante para darle una nueva
“forma” que necesitamos reconocer. Una capacidad de estar presentes que requiere
de entrenamiento si no estamos acostumbrados. Porque si no estamos en sintonía
con el propio proceso de comunicación los “supuestos” se acrecentarán y las
expectativas no se harán presentes.
Cómo orientar nuestros patrones de acción hacia la comunicación activa
A continuación, dejamos algunas sugerencias que pueden servir para comenzar a ejercitar patrones de acción que habiliten procesos de comunicación activa. El listado es inicial y solo pretende poner en contexto la complejidad de los procesos psicosociales que se disparan al vivir las interacciones interpersonales.
- Todos somos partícipes y causantes. Lo primero que debemos reconocer es que nadie tiene culpa en el proceso de construcción de expectativas erróneas en los procesos de comunicación, todos somos partícipes y causantes. Todos somos afectados. Poder explicitar y considerar esta situación nos permite reducir angustias si no sabemos movernos en la comunicación activa. Incluso para los más avezados, estar consciente de esta condición en el proceso de comunicación es una opción compleja, dado que siempre puede ser eclipsada por el efecto de las emociones que se ponen en juego.4 sugerencias como guía operativa resumen
Para fomentar una comunicación activa, aquí tienes cuatro
sugerencias:
- Escucha
activa:
- Presta
atención plena a quien habla, sin interrupciones.
- Haz
preguntas clarificadoras para asegurar que has entendido bien.
- Usa
lenguaje corporal positivo (asentir con la cabeza, mantener contacto
visual) para mostrar interés.
- Retroalimentación
constructiva:
- Proporciona
comentarios claros y específicos.
- Enfócate
en los comportamientos y hechos, no en la persona.
- Ofrece
sugerencias de mejora de manera positiva y respetuosa.
- Empatía:
- Trata
de entender las emociones y perspectivas de los demás.
- Expresa
comprensión y validación de los sentimientos ajenos.
- Usa
frases como “Entiendo cómo te sientes” o “Puedo ver por qué piensas eso”.
- Claridad
y precisión:
- Sé
claro y directo en tu comunicación, evitando jergas o términos confusos.
- Organiza
tus pensamientos antes de hablar o escribir.
- Resume
puntos clave y verifica la comprensión con los interlocutores.
Implementar estas prácticas puede mejorar significativamente
la calidad y efectividad de la comunicación en cualquier contexto.
¿Abrimos el intercambio?
Queda abierto el espacio de comentarios para el intercambio.
No necesitas coincidir con las ideas y propuestas, pero de seguro, si llegaste
hasta aquí algo debe haberte movilizado. Puedes dejarlo “allí adentro” o usar
este espacio como una oportunidad para que practiquemos la comunicación activa.
Los procesos de comunicación son condicionados por el
entorno donde ocurren. Por cierto, desde este texto escrito y en formato
asincrónico, el proceso no necesariamente fluirá como puede ocurrir en la presencialidad
y mediante la oralidad. No obstante podemos intentarlo…eso si…si no te sientes
oprimido por el formato.
Tal vez haciendo memoria de alguna situación vivida, donde
recuerdes que la comunicación no fue activa, puedas construir algunos razonamientos,
o dudas, o dificultades que observas para cambiar los patrones de la comunicación,
y te sumes a crear una conversación activa sobre el tema. Quedo atento a tus
comentarios.
Fuentes
https://utopia-consultores.com/lo-pienso-lo-digo-lo-acordamos-lo-entiende/
Argyle, M y otros (1970) British
Journal of Social and Clinical Psychology, vol 9, pag. 223-
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