Este artículo
comienza con el desafío de responder la pregunta del título: ¿Respondemos o
reaccionamos cuando las situaciones nos interpelan? En lo personal es un dilema
que necesito considerar muy frecuentemente. Suelo caer en la trampa de la
“reacción” rápida.
También creo que
es un tema de atención para la tarea de asistencia técnica y extensión en apoyo
a las innovaciones. En especial si somos capaces de aceptar que los cambios
vienen de la mano de las personas, y como tales, “pegados” a posibles
conflictos de intereses. Algo que, si no reconocemos y capitalizamos, puede
convertirse en la llave que cierra la puerta de los procesos de innovación.
Si tienes como yo esta dificultad ante las situaciones que te interpelan, te invito a seguir el texto.
Cuando algo nos interpela, nos incomoda, nos cuestión en
nuestras creencias,
la reacción suele ser el impulso inmediato que surge. Todos tenemos momentos en
los que nos sentimos abrumados. Como resultado, nuestro foco de atención está ubicado
afuera, igual que un animal asustado, miramos ansiosamente a nuestro alrededor.
En ese modo, a menudo reaccionamos.
Cuando reaccionamos estamos en
modo de piloto automático. Por ejemplo, es muy común de que nos ocurra en
redes sociales virtuales, cuando un mensaje nos conduce fácilmente a una cadena
instantánea de reacciones a veces bastante extremas.
El opuesto a la reacción, es la respuesta. Responder es una acción
más considerada y pensada, que surge después de habernos tomado un tiempo para procesar
la situación.
La diferencia entre "responder" y
"reaccionar" radica en el proceso y la intencionalidad detrás de cada
acción.
- Reaccionar:
Suele ser una acción más inmediata y menos reflexiva, impulsada por una
emoción o instinto en respuesta a un estímulo. Por ejemplo, si alguien nos
dice algo que nos molesta, una reacción podría ser alzar la voz o defendernos
rápidamente sin pensar mucho en las consecuencias.
- Responder:
Implica un proceso más consciente y deliberado. Al responder, tomamos un
momento para reflexionar sobre lo que ha sucedido, considerar nuestras emociones,
y decidir cómo queremos actuar o qué queremos decir. Responder nos permite
elegir una acción o palabras que sean más alineadas con nuestros valores y
objetivos a largo plazo.
Comparto aquí este tema, porque en mi caso personal, este
dilema me ha puesto en situaciones críticas en más de una oportunidad. Y no me
resulta fácil dominar las opciones. Por ello me pongo a la tarea de
“escribirlo” como un acto más “egoísta” (para recordarlo y tratar de
aprenderlo) que como una sugerencia para ti que lo estás leyendo o escuchando.
Por ello, si eres capaz de dominar este “dilema”, tal vez no
sea necesario que sigas con la lectura o la escucha. En tal caso, ¡FELICITACIONES…te
envidio sanamente! Ahora, si ere de los míos, sigue la lectura o la escucha,
trataré de fundamentar para aprender, y de paso ayudarte.
Puntos claves
Reaccionar o responder, suele marcar grandes diferencias en los resultados que logramos en nuestro devenir. A continuación, dejo un acotado análisis de 4 puntos claves que se ponen en acción cuando nos encontramos frente al dilema de reaccionar o responder, y que nos permitirán armar algunas sugerencias prácticas para enfrentar estas situaciones.
1- La semántica y su efecto sobre la percepción. Las palabras son herramientas poderosas que influyen en cómo percibimos e interpretamos el mundo. Si bien en el diccionario “reaccionar” y “responder” pueden aparecer como sinónimo, su raíz lingüística es diferente. La raíz latina de reaccionar es "devolver, hacer, realizar", implica que se están tomando medidas en contra de alguien o algo. Por el contrario, la raíz latina de responder es "vuelta, respuesta" implica que estás respondiendo a alguien o algo, generalmente con palabras. Las diferencias semánticas pueden parecer sutiles, pero en realidad generan efectos distintos en nuestras interacciones y decisiones.
Las palabras también nos ayudan a
nombrar y definir lo que vivimos: lo que pensamos, sentimos, hacemos y cómo nos
relacionamos con los demás. Por eso, al hablar o escribir, es importante elegir
palabras claras que describan bien lo que queremos expresar.
Los instintos actuales de supervivencia incluyen el perfeccionismo, el miedo al fracaso, la necesidad de control, la necesidad de complacer, entre otras estrategias que protegen nuestra supervivencia psicológica. Debido a las complejidades de la vida actual, reaccionar con base en nuestros instintos primitivos rara vez conduce a resultados positivos.
3- Respuesta deliberada. Las respuestas
deliberadas se originan en la parte frontal de nuestro cerebro. Posicionada en
la corteza cerebral, y por tanto de aparición más reciente en la evolución del
cerebro humano. En esta región se gobierna el “funcionamiento ejecutivo",
que está asociado con la memoria, el análisis, la planificación, la
resolución de problemas, la ponderación de riesgos y recompensas, la consideración
de costos y beneficios, la toma de decisiones, por nombrar algunas. Al
“responder” activamos nuestra corteza en el cerebro, donde se elaboran y se
procesan los desafíos más complicados y comunes del actual siglo XXI.
Responder involucra un proceso más consciente, activado por la corteza prefrontal, que permite analizar, planificar y tomar decisiones meditadas. Este tipo de respuesta es más apropiado para el contexto actual, produciendo mejores resultados.
4- Proceso de respuesta consciente: Aunque
nuestra amígdala todavía ejerce una influencia indebida sobre nuestro
pensamiento, emociones
y comportamiento, la corteza prefrontal, nos permite anularla en muchas
situaciones, incluidas las estresantes. Pero para ello se requiere de la fuerza
de la corteza prefrontal, que implica activar la conciencia, la determinación y
disponer de tiempo para que nuestro cerebro evolucionado anule nuestro cerebro
primitivo. Solo así la “respuesta” servirá de mejor manera a nuestros intereses
y objetivos, frente a las situaciones estresantes del mundo complejo en el que
vivimos.
Para evitar reacciones automáticas, se recomienda: a- Identificar las situaciones desencadenantes; b- reconocerlas cuando ocurren; c- pausar antes de actuar para dar tiempo a que la corteza prefrontal asuma el control; y d- tomar decisiones deliberadas que conduzcan a mejores resultados.
90 segundos son la clave: pasos sugeridos
Si debes enfrentar una situación estresante, y alcanzas a
activar tu conciencia para responder en lugar de reaccionar, te sugiero
transitar estos pasos que pueden ejecutarse en 90 segundos. Un tiempo
suficiente para que la corteza frontal de tu cerebro cree las respuestas
adecuadas, que le ganen a la generación de reacciones que provendrán de la
amígdala.
Cuando nos detenemos un momento, reflexionamos sobre la situación, pensamos en como queremos responder y lo hacemos, logramos desactivar el impulso de la amígdala. La corteza prefrontal toma el mando y podemos elaborar una respuesta.
La mejor forma de administrar estos 90 segundos incluye estos pasos:
· Respira profundo, eso oxigenará tu cerebro ayudándolo a procesar su tarea.
· Resiste la tentación de actual impulsivamente. Este impulso provendrá de la amígdala de tu cerebro y si logras detener el impulso habrás pasado el mando a la corteza.
· Nombra para ti mismo como te sientes. Reconocer las emociones que provienen de la amígdala te dará la llave de cierre de su impulso.
· Recuerda dejar de lado el ego, trata de recordar cómo es que actúas cuando eres humilde con los demás.
· Piensa en las consecuencias de reaccionar en el momento.
Ahora sí, puedes responder.
El dominio de esta estrategia de 90 segundos es algo que
estoy practicando. No es fácil de lograr, pero se puede, he podido resistir la
tentación de reaccionar y pasarme a la respuesta. Hay que practicar…eso si. Al
igual que cualquier cambio, pasar de ser alguien que principalmente “reacciona”,
a ser alguien que “responde” requiere tiempo y esfuerzo. Por lo tanto, ten
paciencia contigo mismo.
Bonus Track
Si quieres estar
atento para evitar las reacciones automáticas, usando la técnica de los 90
segundos, será bueno también ser capaz de ejercitar la identificación de
situaciones desencadenantes. Para practicar, puedes hacerlo recordando situaciones
vividas, u observando cómo se desarrolla en los vínculos entre otras personas.
Esto te dará la gimnasia suficiente para reconocerlas en tus propias
situaciones.
Palabras Claves
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#creencias #supervivencia #cerebro #desafíos #creencias #pensamiento #estres
#emociones #palabras #reacción #impulso #ego
Bibliografía utilizada
Strategic guidance for ambitious companies https://www.linkedin.com/in/jeroenkraaijenbrink/
La diferencia entre reaccionar y responder https://www.psychologytoday.com/ar/blog/la-diferencia-entre-reaccionar-y-responder
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